Quilp, en el centro, fumando en pipa. (Ilustración de G. Cattermole para La tienda de antigüedades) Entre los cientos de personajes de ficción creados por Dickens no podían faltar los enanos (o personas de talla corta, siendo políticamente correctos). En David Copperfield tenemos a Misss Mowcher, que le hace la manicura a Steerforth; figura inspirada, según parece, en la pedicura que atendía a su esposa. Pero el enano dickensiano por excelencia es el villano Daniel Quilp, de La tienda de antigüedades . Dickens no ahorra epítetos desagradables a la hora de describir la fealdad física y la catadura moral del personaje, uno de cuyos rasgos más característicos es una "sonrisa patibularia que, resultado de su nula relación con sentimientos alegres y complacientes, dejaba ver los escasos colmillos descoloridos que aún le quedaban en la boca, prestándole al aspecto de un perro jadeante". Quilp es un malvado integral, un sádico y, en al medida que ansía poseer a la pequ