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Mostrando entradas de diciembre, 2017

Año nuevo

Daigu Ryokan (1758-1831) Falta poco para que se acabe el año, pero yo estoy aquí en mi pequeña choza. La lluvia fría del otoño cae con tristeza, y las hojas se acumulan en las escaleras del templo. Paso las horas absorto leyendo sutras y recitando algunos viejos poemas. De repente aparece un niño y me dice: "Ven, vayamos juntos al pueblo." ¡FELIZ 2018!

Fría mañana

Maeve Brennan (1917-1993) Son las cinco de la mañana, hace doce grados bajo cero y acabo de volver al hotel tras una visita a Bickford's, donde me he tomado un café. El ascensorista ha tenido que abrirme para que saliera. Las puertas exteriores del hotel están cerradas por razones de seguridad y en el pequeño vestíbulo, entre las puertas interiores y las exteriores, subía tal ráfaga de aire caliente que me alegró salir al helado exterior. No hace viento. La mañana es silenciosa y oscura, con el toque de ansiedad que surge en la espera. Ya es hora de que empiece el día. De momento, mientras me apresuraba por la esquina para llegar al iluminado Bickford's lo más deprisa posible, he visto que la avenida -la Sexta- estaba desierta de tráfico y peatones. Era un alto y angular oasis de quietud, muy duro y remoto en su perfil, pero no antipático. Ni siquiera podía oir mis pasos. Llevo una botas mukluk forradas de piel que compré en Lord & Taylor, y ando sin hacer ruido. No he

Geología de Yoknapatawpha

Son escasas las referencias que William Faulkner proporciona acerca de la naturaleza de los terrenos que constituyen el condado de Yoknapatawpha. Es evidente que a su "sole owner & proprietor" no le interesan ni la geología ni las descripciones paisajísticas. Le interesa sobre todo la geografía humana, no la física. No obstante, arcillas, limos y arenas son las litologías más comunes y abundantes como corresponde a una región en la que dominan los depósitos aluviales aportados a lo largo del tiermpo  por el río Mississipi. Así se nos precisa, por ejemplo, cuando habla en Intruso en el polvo de las arenas que se encuentra Chick Mallison al excavar el lugar donde está enterrado el cuerpo de Vinson Gowrie. En la década de 1850 los profesores B. L. C. Wailes y Lewis Harper recorrieron el estado de Mississipi haciendo sendos informes y en 1860 el doctor Eugene Hilgard dio a la luz un primer bosquejo geológico de la zona. Posteriormente, a principios del siglo XX, Albert

Un poema de Wilbur

Richard Wilbur (1921-2017) PIEZA DE MUSEO Los buenos y grises guardianes del arte patrullan las salas con zapatos esponjosos, imparcialmente protectores, aunque tal vez sospechen de Toulouse. Uno de ellos dormita contra la pared, acomodado en una silla mortuoria. Una bailarina de Degas hace piruetas sobre la raya de su cabello. ¡Mira cómo gira! La gracia está allí, pero también se nota la tensión. Degas amaba ambas cosas: La belleza unida a la energía. Edgar Degas compró una vez un bonito Greco, y lo puso en la en la pared, al lado de la cama, para colgar sus pantalones mientras dormía. (Richard Wilbur, Collected Poems (1943-2004) , Harcourt, 2004. Traducción: J. O.)

Librerías, de nuevo y de viejo.

El otro día entré en la centenaria librería Ojanguren de Oviedo. Están liquidando existencias y cualquier día echan el cierre definitivo. Otra librería que desaparece. Por dos euros compré La holandesa errante , una recopilación de artículos de Juan Bonilla, libro publicado por Ediciones Nobel en 1998. Del artículo "Presente continuo" extraigo el siguiente fragmento: "Los dos meses que tarda un libro en desaparecer de una librería son una tragedia, sí, pero menos luctuosa de lo que podría llegar a ser si desaparecieran las librerías de viejo cementerios de los que a veces sale uno con la convicción de ser Jesucristo pues lleva bajo el brazo algún Lázaro redivivo. Lo que importa en último término es la literatura, el comercio silencioso entre un lector y las palabras que impresas en una página le cuentan algo de lo que no podrá desembarazarse durante el resto de su vida. Lo demás forma parte tan solo de nuestro espectacular presente, que es nada, que ya no tardará

Tormenta

George Rippey Stewart (1895-1980) El reciente paso de la borrasca "Ana" por la Península Ibérica me ha traído a la memoria el nombre de George R. Stewart, un escritor estadounidense y profesor de la universidad de Berkeley en California, que en 1941 publicó la novela Storm. En dicha novela se cuenta, con buen pulso narrativo, la historia de una tormenta, desde su nacimiento como una pequeña perturbación al sureste del Japón hasta su terminación en forma de una potente tormenta destructiva que afecta a millones de personas en toda Norteamérica. Un joven meteorólogo de San Francisco la detecta, la bautiza con el nombre de "María", y le sigue el rastro por el oceáno Pacífico a lo largo de doce días. Storm tuvo un gran éxito de público y sirvió para divulgar la meteorología y explicar cómo se forman las tormentas. También contribuyó a que el National Weather Service se decidiese a poner nombre a los huracanes importantes. Una alusión al ciclón de la novela la en

Pesquisas del abogado Stevens

Gambito de caballo (Knight's Gambit, 1949) es una colección de cinco relatos cortos y uno largo o novela corta (que da nombre al volumen) de naturaleza policiaca. Todos ellos están protagonizados por Gavin Stevens, licenciado en Filosofía por Harvard y Heidelberg, abogado y fiscal del distrito, que aquí ejerce labores detectivescas. Al comienzo del relato "Monje", el narrador, que en la mayoría de relatos es Charles Mallison, el sobrino de Stevens (que aparecía también en la novela precedente Intruso en el polvo ), dice: "Porque es solo en la literatura donde las anécdotas paradójicas y a menudo mutuamente excluyentes de un alma humana pueden yuxtaponerse y amalgamarse, por medio del arte, en un todo de verosimilitud y plausibilidad." Pero precisamente verosimilitud y plausibilidad faltan en varios de estos relatos de Gambito de caballo , sobre todo en el primero, "Humo", cuyo desenlace, a la manera de Poe o Conan Doyle, resulta a todas luces forz

A vueltas con Chesterton

G. K. Chesterton (1874-1936) El suplemento "Babelia" del periódico El País del pasado sábado abría sus páginas bajo el titular: "El hombre que fue Chesterton". Al instante me dije: esto me suena: y me puse a mirar viejos papeles míos. Lo encontré. Con estas mismas palabras había titulado yo un artículo publicado en el suplemento "Cultura" de La Nueva España , el 13 de abril de 1990. Entonces aún no se había producido el "boom" del escritor inglés, y yo acababa de leer una biografía suya de Michael Coren titulada precisamente Gilbert: The Man Who Was G. K. Chesterton (Jonathan Cape, 1989). De dicho artículo entresaco un fragmento en el que hacía referencia a su paso por Barcelona, Sitges y Madrid a mediados de los años veinte: En Madrid dio una conferencia sobre la novela. Como en Barcelona sorprendió por su jocundia, brillante conversación, ingenio, sentido del humor y glotonería. Un sagaz periodista, Álvaro Alcalá-Galiano asistió a la co

Banalidad del mal

No es Bajo la mirada de Occidente (1911) una de las obras que primero se nos vienen a la mente cuando hablamos de Joseph Conrad. No es una de sus novelas del mar o de ambiente exótico que tanta nombradía le han dado. Sin embargo, es una de sus novelas más trabajadas y que en mejor consideración tenía el propio autor, por no hablar de la opinión de su amigo y colaborador Ford Madox Ford, para quien la citada novela era su mejor obra. Bajo la mirada de Occidente retrata magistralmente el ambiente de los exiliados revolucionarios rusos en Suiza, antes de la revolución de Octubre y posterior guerra civil. El protagonista, el atormentado estudiante Razumov, es uno de los grandes personajes conradianos y, sin duda, el más dostoievskiano de todos. La mirada de Conrad disecciona el alma rusa como un experto cirujano, pero el público no acabó de entenderla. ¿Un escritor polaco, nacido en Ucrania y escribiendo en inglés sobre Rusia? Demasiado. Cuando se publicó fue un fracaso de ventas, s