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Mostrando entradas de junio, 2009

Un poema de Aldecoa

HUELLAS Tenue la luz en la espera del alba erraba la noche, litúrgica y vaga, por la angustia verde de las algas. Un anillo de diablos volando y un pegajoso balbuceo de ídolos y el pez encallado en la orilla, como un pecho pequeño del mar, aromando tu marcha nocturna. ¡Ah! el alba rodando y rodando con un mundo cerrado de pasos, por la fruta amarilla del alba con tu mundo cerrado de pasos. (Ignacio Aldecoa, Libro de las algas , edición del autor, Madrid, 1949)

Libros y dinero

En la película de Peter Greenaway El cocinero, el ladrón, su mujer y su amante (1989), el personaje que interpreta Michael Gambon dice mientras coge un libro: "¿Con esto se puede hacer dinero?" La cita la incluye Gion Mathias Cavelty, escritor suizo, en su libro Ad absurdum, o un viaje al laberinto de los libros (1997), uno de las novelas más absurdas y surrealistas que he leído en los últimos años.

Adams y King

Clarence King en California, hacia 1864 (Foto: U.S. Geological Survey) La educación de Henry Adams es uno de los más importantes libros autobiográficos de la literatura norteamericana. Su autor, Henry Brooks Adams (1838-1918), educado en Harvard, fue un historiador, filósofo y crítico de arte de gran talla intelectual. Amplió estudios en Europa, y durante su estancia en Londres entró en contacto con Charles Lyell y su obra, haciendo una reseña de sus Principios de Geología . El uniformitarismo de Lyell contribuyó a forjar, junto con el evolucionismo de Darwin, las ideas de Adams sobre la historia y desarrollo de la humanidad. De vuelta a su país, Adams conoció a otro geólogo, Clarence King (1842-1901), que más tarde sería el primer director del U. S. Geological Survey y al que se refiere en varias ocasiones en el mencionado libro. King era un hombre de gran talento y dotes organizativas, mitad explorador, mitad científico y, según J. C. Levenson, "posiblemente el mejor conversa

Saki

La editorial Navona acaba de lanzar al mercado una nueva colección bajo el nombre de Breves Reencuentros. Uno de los primeros títulos ha sido Reginald (1904), de Saki, en la solvente traducción de Jose Luis Piquero. Entre la pléyade de humoristas británicos de fines del XIX y principios del XX -Max Beerbohm, F. Anstey, E. C. Bentley, Jerome K. Jerome...- destaca la figura de Hector Hugh Munro (1870-1916), más conocido por Saki. Munro nació en Akyab (Birmania) y se educó privadamente en Inglaterra y en el Continente. En 1893 volvió a Birmania y entró en la Policía Militar. De regreso a Londres en 1896 empezó a escribir artículos satíricos para diversos periódicos bajo el nombre de Saki. Fue corresponsal en los Balcanes, Rusia, Polonia y París. En la Primera Guerra Mundial, con más de cuarenta años, se alistó en los Fusileros Reales, resultando muerto en las trincheras de Francia por un francotirador. Sus últimas palabras parece que fueron: "¡Apagad estos malditos cigarrillos!&qu

El último beso

Los que manejaban las pistolas ametralladoras procuraban bajar la puntería, acribillando el suelo. Un rebote de bala alcanzó a Belle en la pierna derecha, haciéndole lanzar un grito de dolor; otro balazo produjo un rasponazo profundo en la cabeza de Fred, que sintió un dolor agudo, mientras un hilillo de sangre le corría a lo largo de la frente. Alargó la mano izquierda y cogió a Belle, atrayéndola hacia sí. La muchacha acercó su boca a la de Whitfield y le besó en la mejilla. Ninguno de los dos habló una sola palabra, pero ambos sabían que aquél podía ser, sería probablemente su último beso. ( Intolerancia , de Eddie Thorny -Eduardo de Guzmán-, 1952)

Los años cincuenta, revisitados

La publicación el año pasado de Vía revolucionaria (1961) de Richard Yates y ahora la reedición de El hombre del traje gris (1955) de Sloan Wilson vuelven a poner de actualidad los años cincuenta del pasado siglo. De la novela de Yates vimos no hace mucho su adaptación al cine, realizada por Sam Mendes. De la novela de Wilson se hizo también una temprana versión cinematográfica, dirigida por Nunnally Johnson y protagonizada por Gregory Peck. Frank y April Wheeler, los jóvenes protagonistas de Vía revolucionaria tienen muchos puntos en común con Tom y Betsy Rath de El hombre del traje gris . Todos ellos reflejan las contradicciones de la american way of life . Ambas parejas pertenecen a la clase media-alta, viven en urbanizaciones del extrarradio, en casas confortables con garaje donde guardan sus pontiacs o chevrolets. Los maridos trabajan como ejecutivos en grandes empresas de Nueva York. Las esposas son amas de casa que saben prepararles los dry martinis cuando llegan cansados de

Lees-Milne

James Lees-Milne (1908-1997 (Foto tomada de Diaries, 1942-1954 ) A lo largo de cincuenta y cinco años James Lees-Milne llevó un diario en el que fue anotando no solo sus circunstancias personales sino sus encuentros y desencuentros con amigos y conocidos. Lees-Milne trabajó durante treinta años en el National Trust y era un experto en residencias campestres. Publicó varias monografías sobre casas de campo y patrimonio arquitectónico, pero su obra por la que seguramente será recordado son sus 12 volúmenes de diarios, que abarcan desde 1942 a 1997, año de su muerte. En ellos descubrimos al Lees-Milne erudito y personaje público, pero también al más íntimo, con sus aprensiones, tribulaciones religiosas (se convirtió al catolicismo en 1934) y amoríos con hombres y mujeres. Por sus páginas desfilan nombres conocidos de la intelectualidad inglesa de su tiempo. Sus opiniones son siempre francas, sin eludir el puro cotilleo. Uno de los personajes recurrentes es su editor Charles Fry, de quien

La mejor del año

Cuando leo ciertas reseñas de novelas o blurbs de contracubierta en los que se se asevera que la novela en cuestión es una de las mejores de los últimos años, suelo acordarme de una alusión de Pedro Salinas, en el El defensor (1954), al libro The Quest for Literature , de Joseph T. Shipley. En dicho libro se menciona que en 1928 un semanario contabilizó nada menos que ciento cuarenta y tres novelas que eran la mejor del año. De ellas, a cuarenta y cinco les tocó el extraordinario mérito de ser la mejor de la década, y más de veinte alcanzaron la gloria suprema de ser la novela de nuestra era. Está visto, todo es relativo.

El Inclasificable

El "Nondescript", tal como aparece en Curiosities of Natural History (Fourth Series) , de Francis T. Buckland ¿Pero qué es esta cosa ? Esto debió pensar el cirujano y naturalista Francis T. Buckland la primera vez que lo vio en Londres , en la tienda de curiosidades de Mr. Wareham, sita en la esquina de St. Martin's Street con Leicester Square. No dudó en comprarlo. En la cuarta serie de Curiosities of Natural History (1865) Buckland describió al "Nondescript" como del tamaño de un bebé de tres meses; cabeza arrugada y deforme; y alas, manos y piernas "de diablo" con garras en sus extremos. Después de examinarlo con detalle y de realizar varias incisiones en su cuerpo, el doctor llegó a la conclusión de que la mayor parte del mismo era de madera ligera, con la piel y las alas confeccionadas con una especie de cartón-piedra, hábilmente coloreado para dar apariencia de una extraña criatura que, en realidad, nunca existió. En cuanto al origen del "

Meteoros

Ilustración de Georges Roux para La caza del meteoro Desde la antigüedad, la caída de piedras del cielo ha asombrado y amedrentado a la población humana. "A veces los cielos se abren y caen piedras que parecen sangre y fuego que golpean la Tierra", dice Plinio el Viejo en su Historia Natural . Sin embargo, desde el punto de vista de la ficción literaria la observación de bólidos y la caída de meteoritos no ha sido un tema muy frecuentado. El escritor norteamericano T. C. Bridges (1868-1944), autor de varias narraciones juveniles, escribió una novela de aventuras titulada Stones from the Sky (1941), en donde se describe la caída de unos aerolitos en la Patagonia. Pero sin duda la novela más conocida de esta temática es La caza del meteoro de Julio Verne. La novela fue escrita en 1898 y se publicó póstumamente diez añós más tarde, retocada por su hijo Michel. El argumento de la novela gira en torno al descubrimiento, por parte de dos astrónomos aficionados y rivales de la c

Cuestión de nacionalidades

En la primera versión doblada al español de la película Un gángster para un milagro (1961) de Frank Capra, hay una caso curioso de censura en el doblaje. No es por motivos "morales", sino más bien "políticos" (a la franquista manera, se entiende.) En efecto, en el original, Arthur O'Connell, el padre del novio de la hija de Annie "Manzanas", es el conde Romero, español. En la versión española pasa a ser el conde Rómulo, italiano. ¿Razón? No es por el personaje en sí, que es un caballero a la antigua usanza, un tanto rancio y acartonado; sino, supongo, por el personaje del embajador español (Jay Novello) que le acompaña en la escena, y que resulta bastante ridículo. Solución: se les convierte a ambos en italianos y santaspascuas.

Novelas e historia

"¡Guerra a las novelas, sean las que sean! Paso a la verdadera historia, sobre todo la Historia de España. Si tengo alguna novela, la entregaré a mi padre, y le pediré que me compre una buena historia de España. La novela, además de hacer perder el tiempo, excita las pasiones. La historia instruye, educa y forma buenos patriotas." (Revista Pelayos , 14 de marzo de 1937)

Un poema de Kirkup

James Kirkup en la tumba de Lafcadio Hearn en el cementerio de Tokio (Foto sacada de su libro Filipinescas , 1968) SANGRE NEGRA En las profundidades de la noche es cuando se escriben los poemas, en la hora más negra que no está en ningún reloj ni en ningún calendario. Una palabra gotea sangre del cuerpo de un libro: es una caligrafía mística, y su pincel es más ligero que el ala de un pájaro. Apenas toca el papel en blanco o la tensa membrana de una hoja, sin embargo agarra la página entera y la estruja seca de blancura. Cuando todos duermen es la hora en que despiertan las pesadillas del arte que nunca duermen amortajadas en las ventanas rotas del sueño de las que surgen gritos fantasmas de palabras sin techo trazando sus largos séquitos de sílabas sibilantes manchando con borrones de sangre negra el pergamino surcado de arrugas en el que las palabras empiezan a arrastrarse como insectos despistados que han perdido su camino en el brillante termitero del cerebro. (Traducción: J.O.) No

James Kirkup

Retrato de James Kirkup, por Maurice de Sausmarez (1951) (Universidad de Leeds) Me entero con retraso, por los periódicos ingleses, del fallecimiento el pasado 10 de mayo del escritor inglés James Kirkup. No he visto referencia alguna en diarios españoles, tal vez porque aquí era muy poco conocido. James Kirkup había nacido el 23 de abril de 1918 en South Shields y estudiado en la universidad de Durham. En 1957 estuvo en Salamanca de lector de inglés. Como profesor visitante enseñó en Estados Unidos y en diversos países de Europa y Asia. De 1976 a 1988 fue profesor de Literatura Inglesa en la universidad de Kyoto (Japón). En los últimos años había establecido su residencia permanente en Encamp, Andorra, donde ha fallecido. La escritura de Kirkup es extraordinariamente versátil. En sus manos cualquier tema o escenario es susceptible de convertirse en poesía, del fútbol a la música y de la bomba de Hiroshima a un urinario público. Su poema más logrado tal vez sea "A Correct Compassi