El último beso
Los que manejaban las pistolas ametralladoras procuraban bajar la puntería, acribillando el suelo. Un rebote de bala alcanzó a Belle en la pierna derecha, haciéndole lanzar un grito de dolor; otro balazo produjo un rasponazo profundo en la cabeza de Fred, que sintió un dolor agudo, mientras un hilillo de sangre le corría a lo largo de la frente.
Alargó la mano izquierda y cogió a Belle, atrayéndola hacia sí. La muchacha acercó su boca a la de Whitfield y le besó en la mejilla. Ninguno de los dos habló una sola palabra, pero ambos sabían que aquél podía ser, sería probablemente su último beso.
(Intolerancia, de Eddie Thorny -Eduardo de Guzmán-, 1952)
Ya que acercó su boca a la de Whitfield, podía haberle besado en la boca y no en la mejilla. Qué momento para el recato.
ResponderEliminarNo nos dejes con la angustia: ¿fue realmente el último beso?
Un abrazo:
JLP
No, no fue el último beso. Al final se salvan los dos, como debe ser, porque los dos son "buenos".
ResponderEliminarY de besos en la boca, nada; que aunque la novela pase en Florida se escribe en España y hay que guardar las formas.
Un abrazo.
Ah, se me olvidaba: lo que tenía que hacer un escritor y periodista republicano y anarquista, como Eduardo de Guzmán, en la posguerra para poder sobevivir.
ResponderEliminarDémosle su parte de mérito a él y a otros como él que llenaron los quioscos de novelas del oeste, aventuras, detectives, bélicas, románticas, etc. Escribían lo que les mandaban, les pagaban mal y encima trataban de hacerlo bien. No es poco mérito.