Un poema de Aldecoa
HUELLAS
Tenue la luz en la espera del alba
erraba la noche, litúrgica y vaga,
por la angustia verde de las algas.
Un anillo de diablos volando
y un pegajoso balbuceo de ídolos
y el pez encallado en la orilla,
como un pecho pequeño del mar,
aromando tu marcha nocturna.
¡Ah! el alba rodando y rodando
con un mundo cerrado de pasos,
por la fruta amarilla del alba
con tu mundo cerrado de pasos.
(Ignacio Aldecoa, Libro de las algas, edición del autor, Madrid, 1949)
No me gusta demasiado. Muy florido. Y métricamente es bastante aberrante. Esa mezcla de endecasílabos, decasílabos y dodecasílabos chirría al oído. Pero como curiosidad tiene su aquel.
ResponderEliminarUn abrazo:
JLP
Yo creo que él mismo se dio cuenta de que lo suyo no era la poesía, y se pasó a la prosa, donde sí brilló.
ResponderEliminarUn abrazo.
Efectivamente, sus cuentos son estupendos, muy por encima de la valoración en la que se le tiene hoy en día.
ResponderEliminarUn abrazo:
JLP
Y me acabo de acordar de otro fabuloso escritor de relatos de la época: Francisco García Pavón. Aparte de su Plinio (sinpar policía de Tomelloso), era un gran cuentista. ¿Por qué tragamos tantas novedades sinsustancia y estos escritores tan buenos apenas sí se pueden leer? Ay, este mercado de la literatura...
ResponderEliminarOtro abrazo:
JLP
Hace poco murió otro gran cuentista, Antonio Pereira, que tampoco tuvo la repercusión que merecía. Y hay más...
ResponderEliminarEn fin, que en otros países ser un "storyteller" tiene su prestigio, mientras que aquí ser un "cuentista" ya sabemos lo que significa...