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Mostrando entradas de febrero, 2022

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Chiste

Con el título de Chistes hechos por diversos autores sacó a la luz el bibliófilo Don Manuel Pérez de Guzmán y Boza, marqués de Xerez de los Caballeros, una copia fiel del "rarísimo ejemplar que existe en la Biblioteca Nacional de Lisboa, en el Cuarto de Reservados; núm. 125, tomo de varios". Esta aclaración figura en la Nota preliminar del folleto de 31 páginas que se imprimió en Sevilla en 1890, en la imprenta de E. Rasco, con una tirada de solo 50 ejemplares. El concepto de chiste se ha ido ampliando y matizando con el tiempo, pero su acepción primera sigue siendo en el fondo la misma que en su día diera el Diccionario de Autoridades (1726-1739): "Dicho con donaire, gracia, agudeza y prontitud que da estimación a quien le dice, y gusto al que le oye." Puntualiza Joan Corominas, en su Diccionario etimológico de la lengua castellana, que en el siglo XVI tuvo especialmente el significado de "chiste obsceno". El folleto en cuestión contiene diez chistes

Precisiones en aguas superficiales

  Los remos confunden. Oigamos a Henry James confundiendo los términos en 1909 en Los embajadores : "Lo que él vio era exactamente lo correcto, un bote avanzando en torno a una curva y conteniendo un hombre que sujetaba las palas y una mujer, en la popa, con un parasol rosa." Pues no es lo correcto. Las palas corresponden a una canoa, no a un bote. John R. Stilgoe, Shallow Water Dictionary. A Grounding in Estuary English . Princeton Architectural Press, Nueva York, 2004). (Trad.: J.O.)    

Aires ingleses

  Un aire inglés. Ensayos hispano-británicos (Fórcola, 2021) de Ignacio Peyró es un recomendable libro no solo para anglófilos confesos sino para todos aquellos que se interesen, aunque sea por mera curiosidad intelectual, por las cosas de Inglaterra y sus gentes. Entre los artículos o ensayos reunidos en el libro figura "Augusto Assía. Una vida española del siglo XX". En dicho artículo, que reproduce el proemio a Cuando yunque, yunque. Cuando martillo, martillo (Libros del Asteroide, 2015), volumen que reúne las crónicas publicadas por Assía en 1946 y 1947. Peyró reivindica la fecunda trayectoria del periodista gallego (cuyo verdadero nombre era Felipe Fernández Armesto, 1904-2002) a lo largo de su dilatada vida, y lo hace con entusiasmo y agudeza. Pero hay una información que me chirría. Dice Peyró: "Desde el primer momento, Assía también sabría aprovechar ciertas zonas de ambigüedad en su relación con el franquismo. Por ejemplo, siempre se negó a jurar "fideli

El andén

  "Siempre esperamos a algo o a alguien. La vida es un andén." (José Isbert en Dos cuentos para dos , de Luis Lucia, 1947. Guion de J. Mallorquí).

Las ordanchitas de Madame Jérémine

  Ahora que el volcán de Cumbre Vieja de La Palma (todavía sin nombre "oficial") ha cesado su destructiva actividad y ya no es foco de interés por parte de los medios de comunicación, continúa discretamente el estudio científico de la gran cantidad de datos recopilados y observaciones efectuadas durante su fase eruptiva. De este modo esperamos conocer en el futuro, los rasgos y características del nuevo volcán, y entre ellas la composición química, mineralógica y petrográfica de los productos eyectados, desde los materiales piroclásticos a las coladas de lavas.  Y es entonces cuando acude a mi mente Madame Jérémine. Elisabeth Jérémine fue una de las pocas geólogas en ejercicio durante la primera mitad del siglo XX. Pero no lo tuvo fácil. Nacida en Rusia en 1879 (su apellido original era Tschernaieff) estudió primero en su país y luego en Lausana con el geólogo suizo Maurice Lugeon. Tras regresar a San Petersburgo tuvo que salir bajo nombre falso cuando estalló la Revolución d

Centenario de "Ulises"

      (2-2-22)