Ignacio Agustí (1913-1974) Con motivo de los cien años del nacimiento del escritor Ignacio Agustí, he vuelto a leer su novela más conocida: Mariona Rebull (1944), primera de la serie "La ceniza fue árbol". Dentro de los cánones de la novela tradicional, de corte realista, la novela de Agustí resiste bastante bien el paso del tiempo. Algunas de sus descripciones poseen indudable fuerza y siguen vivas en el imaginario de muchos lectores. Así, por ejemplo, la escena, después del atentado en el Teatre del Liceu, en la que Joaquín Rius sube las escaleras con el cadáver de Mariona en brazos: "Uno a uno, con seguridad creciente, iba subiendo los peldaños, por la parte de fuera de la alfombra, para sentir la seguridad del contacto. Y al fin del primer tramo, casi en el rellano, se detuvo, porque había oído un rumor de que algo se perdía, que huía cristalinamente; eran golpecillos secos y rotundos, saltarines, sobre el mármol de los peldaños. Se volvió, apenas, y vio cóm