"Entre todos los objetos inanimados, entre todas las creaciones del hombre, los libros son los que nos quedan más próximos, por contener nuestros pensamientos, nuestras ambiciones, nuestra indignación ocasional, nuestras ilusiones, nuestra fidelidad a la verdad y nuestra persistente inclinación al error. Pero, sobre todo, se nos parecen en su precariedad. A un puente construido conforme a las reglas del oficio le espera una vida dilatada, honorable, útil. Sin embargo, un libro a su manera tan bueno como el puente puede perecer oscuramente el mismo día de su nacimiento. El arte de su creador no basta para asegurarle más que un momento de vida. De los libros nacidos de la inquietud, inspiración y vanidad de la mente humana aquellos que más habrían agradado a las Musas están más amenazados del peligro de una muerte prematura que los otros. En ocasiones son salvados por sus propios defectos. Puede que un libro grato de ver carezca, por usar una expresión pingorotuda, de alma individ
Cat insinuó una sonrisa burlona mientras sus expresivos y duros ojos marrones se clavaban en Jack Mulden situado en ridícula postura. Este inquirió: -¿Me vas a matar? -Como un perro merecerías que lo hiciera, pero yo he sido siempre fiel al código del Oeste y así puedo plantarle cara a los sheriffs . Tendrás ocasión de defenderte -enfundó con lentitud-, pero date prisa. Y buena prisa se dio Jack Mulden, creyendo conseguir anticiparse, porque lo último que pierde el hombre es la esperanza. Con la esperanza se fue al otro mundo. Cat sólo apretó una vez el gatillo. La bala horadó un ojo del asesino Mulden, quien lanzó un horrible grito mientras caía desmadejado, ya muerto. (Sam Fletcher, El ángel furioso . Bruguera 1973).