Cosquillas no muy divertidas

 

 

Se marchó dejando el cuerpo desnudo de Morgan a merced de las hormigas. Hormigas que parecían haber olfateado a su nueva víctima y se dirigían hacia el lugar en que ésta se encontraba.

Morgan quería chillar, pero sabía que eso no iba a solucionar para nada su situación. En aquellos momentos deseaba la muerte, pero una muerte rápida. Acabar cuanto antes.

El pensar que a partir de aquel instante los lamentos que escucharían los oídos de la selva eran los suyos le sacaba de quicio. Desde el primer momento debió desconfiar de aquellos individuos mezcla de salvajes y de no tan salvajes, en el aspecto primitivo, porque en el cruel lo eran un rato (...).

Las hormigas comenzaron su trabajo. Al principio eran solo cosquillas, unas cosquillas no muy divertidas.

(Adolf Quibus, En busca del hombre mono. Bruguera, 1983).


Comentarios

(3)
  1. el planeta de los simios25/1/23, 11:53

    Considero muy apropiada la expresión "los oídos de la selva" ya que conlleva considerar ésta como parte de un cuerpo o mundo vivo. Janine Banyus, escritora científica inventora del término biomímesis afirma que lo que han aprendido a hacer los organismos es a cuidar del lugar que cuidará de sus descendientes. La vida aprende a crear condiciones favorables a la vida; una urgente tarea de diseño muy necesaria en los tiempos que vivimos. Dicho esto, Morgan probablemente sólo era un intruso occidental con una mentalidad antropocéntrica que terminó engullido por un ecosistema para el que representaba una ominosa amenaza. Una parábola sumamente aleccionadora, sobre lo que está sucediendo y lo que está por venir.

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  2. Tienes razón, a veces detrás de una literatura ínfima se esconden grandes parábolas.

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  3. Jorge Ordaz27/1/23, 0:20

    Además, Morgan era uno de los "malos" de la novela. No podía acabar bien, pero ser comido por las hormigas es una muerte un tanto cruel, por no decir sádica.

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