Bennett sobre "Ulises"


He aquí una foto clásica. Está tomada en la trastienda de la librería Shakespeare and Company, en París, poco después de la publicación de Ulises de James Joyce. En la foto aparecen Sylvia Beach (izquierda), propietaria de la librería y editora de la novela, y su autor (derecha).

Me gustaría, sin embargo, que se fijaran en el cartel que hay detrás: ARNOLD BENNETT ON "ULYSSES". 

Bennett fue un prolífico escritor inglés, autor de novelas como Los Clayhanger, Ana de las Cinco Villas o Cuentos de viejas, que alcanzaron en su tiempo enorme popularidad y fueron auténticos bestsellers. Seguidor de la gran tradición novelística del siglo XIX, sus obras iban destinadas preferentemente al llamado gran público, lo cual no quiere decir que no se preocupara por el estilo o la forma narrativa.

Para Virginia Woolf y el círculo de Bloomsbury, Bennett representaba el lado más aborrecible de la narrativa y, en consecuencia, era no solo minusvalorado sino desdeñado (se burló de él en el ensayo "Mr. Bennett y Mrs. Brown"). Ni sus orígenes (era de familia modesta) ni su formación (no fue la universidad) pudieron romper los prejuicios clasistas y elitistas de la señora Woolf y su grupo.

Cuando apareció Ulises, la "modernista" Virginia Woolf habló de la novela en términos muy negativos. "He terminado Ulises -dijo- y creo que es un fracaso. Genio, por supuesto, pero de la peor clase. El libro es difuso y turbio; pretencioso y vulgar...". Más tarde, una vez que la crítica más exigente había encumbrado la novela de Joyce, Woolf no tuvo más remedio que matizar, aunque a regañadientes, su juicio inicial.

Y, sin embargo, fue Arnold Bennett, un novelista convencional y, para más inri, que vendía mucho, quien supo captar, frente a otros colegas y desde un principio, la ineludible relevancia de Ulises en la narrativa contemporánea. No fue un defensor a ultranza de la novela de Joyce, pero sí mucho más ecuánime y generoso que Woolf. A Bennett le desagradaban, por ejemplo, ciertas "obscenidades" del libro, pero su opinión global fue siempre favorable. 

He aquí algunas de sus frases, extraídas de artículos publicados en el Evening Standard en los años veinte:

"Contiene algunas de las más finas y más originales páginas de toda la ficción."

"Es una obra que se distingue por su grandeza y aun más por su originalidad."

"Su influencia excede su circulación, y es perceptible en todas partes. Por lo que a mí respecta, nunca  escribo ficción sin pensar en los descubrimientos de Joyce."

Como ya apunté en una entrada anterior, a veces los elogios vienen de quien menos se espera. 

 

    

Comentarios

(2)
  1. Heart Factory23/1/23, 20:00

    Según parece, Bennett no era un outsider al uso, ya que a fin de cuentas era escritor; pero su diferente perspectiva y amplitud de miras facilitaron un hallazgo que finalmente resultó profético frente a la condescendiente mirada de la insulsa camarilla de Woolf. Clasismo y elitismo no casan bien con la ecuanimidad y la generosidad, cualidades éstas más bien propias de la gente de origen humilde que tiende a empatizar con sus iguales e identificarse con aquellos literatos que no son sino la voz de lo que está en el aire de su tiempo como es el caso de Joyce. Con sus libros y artículos Bennett anticipó e hizo bueno el título de la posterior obra de teatro de Edward Albee: Quién teme a Virginia Woolf?

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  2. Jorge Ordaz25/1/23, 1:03

    El talento de Woolf para la escritura no lo pongo en duda. Ahora bien, como crítica literaria creo que sus prejuicios discriminatorios le hacen un flaco favor. Le pesan demasiado.

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