Cleónidas fue corsario en tiempos del rey Ptolomeo, y anduvo hecho corsario por la mar ventidós años, en los siete de los cuales escriben dél que jamás hombre le vió salir de la galera ni poner los pies en tierra. Fué este Cleónidas cojo y tuerto, y no en balde le señaló la naturaleza porque era crudelísimo con los que prendía y no guardaba verdad con los que trataba. A los enemigos que este maldito corsario tomaba en su poder, entre otros tormentos que les daba, el uno dellos era que atados de pies y manos, les hacía jeringar con una vejiga llena de aceite ardiendo. Contra este corsario mandó armar el rey Ptolomeo, el cual, como fuese preso y puesto en su presencia, le dijo el rey: "Dime, Cleónidas, ¿qué bárbaros inhumanos o qué furias infernales te enseñaron a dar tan inauditos tormentos a los que, como tú, son hombres humanos"? Respondió a esto Cleónidas: "A mis enemigos no solo tengo de atormentar los cuerpos con que me persiguieron, mas aun quemarles las entrañas