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Mostrando entradas de febrero, 2018

Un titán

Honoré de Balzac (1799-1850) En la historia de la literatura hay muchos grandes escritores; pero gigantes, lo que se dice gigantes, hay bastantes menos. Balzac es uno de ellos. En Titans of Literature (1932), Barton Rascoe no se olvidó del francés, y le dedica un capítulo bajo el epígrafe de "Balzac, el historiador". De él dice: "Balzac reprodujo en sus novelas cada manifestación de la sociedad de su tiempo. Los futuros estudiantes de este período recurrirán a Balzac, y no a los historiadores, para aprender cómo era la vida en París durante gran parte del siglo XIX. Era un observador meticuloso; era un cronista fiel; y tenía sentido del drama". De hecho no ha habido proyecto o designio tan vasto y tan ambicioso en el campo de la ficción como el que planteó y llevó a cabo Balzac con su ciclo narrativo de la Comedia Humana . Balzac es en sí mismo un mundo; y la Comedia Humana , una literatura entera. Y, sin embargo, la reputación de Balzac como escritor tardó

Sentirse mujer

Marise Ferro (1907-1991) Es pavoroso, en ciertos momentos sentirse mujer; y saber que llevamos, dentro de nosotras, elementos de disgregación que escapan al dominio de nuestra inteligencia. En ciertos momentos, también yo, que me reduzco a frialdad a fuerza de razonar, me siento agitada, desordenada, toda yo física, de la cabeza a los pies, con un cuerpo ávido y tan tico en sensibilidad que fantaseo sobre la vida de mis órganos, como si fuese un paisaje o una idea. Mi animalidad no me humilla, pero me espanta porque me absorbe y me hace sentir debilidad de mi inteligencia. Entonces me abandono, lloro por mí misma, desprecio mi feminidad, y, cuanto más lloro, me desprecio y me abandono, tanto más fuerte me siento. La acuidad de mis sentidos se vuelve más embriagadora que el dolor, y me entrego plenamente a la alegría de sentirme mujer, presa de emociones imponderables, cálida, instintiva e impúdica. (Marise Ferro, Treinta años , Cristal, 1941. Traducción de A. Esclasans). 

Un libro de Cristal

Frontispicio de J. M. Mallol Suazo para Treinta años , de M. Ferro (Cristal, 1941) Al poco de terminar de la guerra civil el editor Josep Janés sacó al mercado los libros "Cristal", una de las colecciones más exquisitas que salieron bajo su dirección. Según el anuncio al final del libro, Cristal era una "colección de novelas seleccionadas especialmente para un público femenino". En mayo de 1941 publicó el primer título, Treinta años , de la escritora italiana Marise Ferro, en traducción de Agustí Esclasans (que acababa de salir de la cárcel). Fue impreso en tamaño octavo por Manufacturas Gráficas B. Sirven, en Barcelona, con portada y frontispicio, pintado a mano, de Mallol Suazo y orlas y capitales de E. Clusellas. Solo el papel denota la precariedad de la posguerra. Treinta años es una novela intimista que relata con fina sensibilidad la amistad entre dos amigas, jóvenes viudas, que tratan de rehacer sus vidas y encontrar el amor después de sus desgraciados

Manera de sentirse desnudo

"Necesito un revólver. No me he sentido tan desnudo desde la última vez que tomé un baño." (Un pistolero, en Winchester 73, 1950, de Anthony Mann. Guion de Borden Chase y R. L. Richard). 

Para poetas dandis

Anuncio inserto en el nº 39, Año II, de "La Novela del Sábado" (Madrid, 1954).

Aquí empiezan los leones

Desde el principio la obra de William Faulkner suscitó entre los críticos disparidad de opiniones. La mayoría de ellos ponderaron su voluntad de estilo y su habilidad para incorporar complejas técnicas narrativas; pero también resaltaron su predilección por mostrar escenas violentas y comportamientos malsanos y amorales. Unos pocos se dieron cuenta enseguida de su excepcionalidad. Wyndham Lewis fue uno de ellos; otro, Arnold Bennett. Este último sentenció: "Faulkner es el hombre del porvenir". Algunos, sin embargo, no le tomaron como un autor "serio" ni siquiera después de que le concedieran el premio Nobel. En 1946, cuando su reputación literaria estaba bajo mínimos y la mayoría de sus obras estaban descatalogadas, Malcolm Cowley, con su antología The Portable Faulkner, "resucitó" al creador de Yoknapatawpha para los nuevos lectores y críticos. En España, Ricardo Gullón, en 1947, y Francisco Yndurain, en 1953, dedicaron al autor de Santuario (la

Volutas de humo

En los días que precedieron a la tragedia de Pearl Harbour, si una persona cualquiera se hubiese colocado en la ventana de alguna de las oficinas de un edificio de la Calle Cuarenta y Cinco, en su esquina con Broadway, hubiera podido observar un letrero interesante y muy llamativo. Un fumador luminoso, de rostro satisfecho hacía brotar de un cigarrillo círculos concéntricos de humo azulado, también luminosos, que alcanzaban a tener un diámetro de más de dos metros. No sé quién es el ideador de esa propaganda, pero lo cierto es que ha rendido mucho a la firma que la puso en práctica. Estaba colocado en el costado de un edificio de gran altura, y de día y noche, se paraban numerosos grupos a contemplar el incesante subir de los circulillos de humo. Cientos de miles de personas miraban cotidianamente el anuncio, y es muy probable que de todos ellos muchos habrán cambiado la marca que acostumbraban a fumar por aquella de la que era aviso el letrero luminoso que nos ocupa. (Albert Halp