Volutas de humo
En los días que precedieron a la tragedia de Pearl Harbour, si una persona cualquiera se hubiese colocado en la ventana de alguna de las oficinas de un edificio de la Calle Cuarenta y Cinco, en su esquina con Broadway, hubiera podido observar un letrero interesante y muy llamativo. Un fumador luminoso, de rostro satisfecho hacía brotar de un cigarrillo círculos concéntricos de humo azulado, también luminosos, que alcanzaban a tener un diámetro de más de dos metros. No sé quién es el ideador de esa propaganda, pero lo cierto es que ha rendido mucho a la firma que la puso en práctica. Estaba colocado en el costado de un edificio de gran altura, y de día y noche, se paraban numerosos grupos a contemplar el incesante subir de los circulillos de humo. Cientos de miles de personas miraban cotidianamente el anuncio, y es muy probable que de todos ellos muchos habrán cambiado la marca que acostumbraban a fumar por aquella de la que era aviso el letrero luminoso que nos ocupa.
(Albert Halper, Sendas cruzadas. Editorial Octrosa, Buenos Aires, 1945. Traducción de Adolfo Enrique Jascalevich).
Muy sensual.
ResponderEliminarGracias Jorge.
Gracias, L.N.J.
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