Ir al contenido principal

Tormenta


George Rippey Stewart (1895-1980)

El reciente paso de la borrasca "Ana" por la Península Ibérica me ha traído a la memoria el nombre de George R. Stewart, un escritor estadounidense y profesor de la universidad de Berkeley en California, que en 1941 publicó la novela Storm. En dicha novela se cuenta, con buen pulso narrativo, la historia de una tormenta, desde su nacimiento como una pequeña perturbación al sureste del Japón hasta su terminación en forma de una potente tormenta destructiva que afecta a millones de personas en toda Norteamérica.
Un joven meteorólogo de San Francisco la detecta, la bautiza con el nombre de "María", y le sigue el rastro por el oceáno Pacífico a lo largo de doce días. Storm tuvo un gran éxito de público y sirvió para divulgar la meteorología y explicar cómo se forman las tormentas. También contribuyó a que el National Weather Service se decidiese a poner nombre a los huracanes importantes. Una alusión al ciclón de la novela la encontramos en la canción "Al viento le llaman María", de la película musical La leyenda de la ciudad sin nombre (1969).
La novela de Stewart viene encabezada por una cita del Manual de Meteorología, de Sir Napier Shaw, que dice: "Toda teoría del curso de los acontecimientos en la naturaleza está necesariamente basada en algún proceso de simplificación de los fenómenos y es además, en cierta medida, un cuento de hadas".

Comentarios

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra