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Mostrando entradas de noviembre, 2017

Definición de vida

Xavier Bichat (1771-1802) Se procura hallar la definición de la vida en ciertas consideraciones abstractas, y me parece se encontrará en este principio general; la vida es el conjunto de las funciones que resisten a la muerte . Tal vez es en efecto el modo de existir de los cierpos vivos, que todo lo que les rodea tira a destruirlos: los cuerpos inorgánicos obran sin cesar sobre ellos, y ellos mismos y unos sobre otros exercen una acción continua, de suerte que perecerían bien pronto, si no tuviesen en sí un principio permanente de reacción.  (Xavier Bichat, Investigaciones fisiológicas sobre la vida y la muerte , traducidas al castellano por don Tomás García Suelto. Imprenta de la Administración del Real Arbitrio, Madrid, 1806). .

Lamentos de Job en galés

Hace poco adquirí en la librería de segunda mano Troutmark ("Just one visit and you're booked"), de Cardiff, un ejemplar de la serie "Welsh Classics for the People", que editó en Oxford J. Gwenodvryn Evans, por suscripción, a finales del siglo XIX. La intención del profesor Evans con esta serie era presentar a un público no necesariamente académico obras clàsicas escritas en lengua galesa, tales como el Mabinogion o el Libro Negro de Carmarthen , poesías de antiguos bardos como Tudur Aled o Iolo Goch, o bien traducciones a dicho idioma de las Sagradas Escrituras. El volumen en cuestión se imprimió en 1888 en la Clarendon Press, de Oxford, por Horace Hart, impresor de la Universidad, y reproduce la versión al galés que realizara el obispo William Morgan del Libro de Job, publicada originaknebte en Londres trescientos años antes. He aquí, a título de mera curiosidad, el inicio del Llyfr Iob : "Yr opeddgwr ybg-wlad Hus ai enw Iob: ac berffaith, ac yn in

Plegarias del holandés errante.

"Tras siete años y tras otros siete años, anclaba en una bahía, viendo las vidas de los que envejecen y mueren, del los que sufren y mueren, de los que mueren. Reza día y noche, pero mis plegarias no son escuchadas. Hundiéndose en la helada oscuridad, en las profundidades insondables de las negras aguas que cubren el abismo del mar, en vano sus palabras buscan el oído de Dios."  (James Mason en Pandora y el holandés errante , 1951. Guion y dirección de Albert Lewin).

Las flores rojas de la muerte

Oyó el tropel. Llegaron corriendo. Pero en esta ocasión no se escudó en la mujer. La empujó hacia un lado y él se adornó con flores rojas... Las flores rojas de la muerte, disparando a una velocidad vertiginosa. Y al mismo tiempo se encogía, cambiaba de lado hasta que dejó caer las armas chicas y empuñó aquellas  viejas y celosas pistolas, con las cuales continuó haciendo fuego. Fuego que era correspondido en tanto rebotaban, trastabillaban y caían... (Ramiro Dexter, Dólares o plomo , Editorial Bruguera, 1964).

La ciega oscuridad del légamo del tiempo.

La novela El Villorrio (The Hamlet, 1940), primera de la llamada "trilogía de los Snopes" (las otras dos son La mansión y La ciudad ), es una de las más largas y sólidas de Faulkner. Narra la irrupción de miembros de la familia Snopes en el Recodo del Francés, en el extremo sur del condado de Yoknapatawpha, y cómo poco a poco se van haciendo con el control del pueblo. Es una de sus narracines que mejor refleja la ambición, el egoísmo y la avaricia como motores del ascenso social. El libro consta de cuatro pertes, y la tercera, "El largo verano", contiene el célebre episodio del amor de Ike Snopes por la vaca de un vecino. Faulkner narra el idilio entre el idiota y la bestia con una ampulosa retórica, en clave de parodia, inspirada en la lírica pastoril. Cuando leí El Villorrio por primera vez, en la versión de Caralt Editores de los años setenta, me llamó la atención una frase de unas cuatro líneas de esta sección que describe un amanecer en el bosque, y que

Últimas palabras escritas

Edward Thomas (1878-1917) La luz de la luna nueva y de cada estrella. Y no más cantos de pájaros... Nunca acabé de entender lo que significa Dios. La mañana gélida y clara hiere mientras deleita mi mente. (Anotaciones en las últimas págimas del diario de Edward Thomas durante la I Guerra Mundial. poco antes de morir en el frente occidental el 9 de abril de 1917, el primer día de la batalla de Arras. En: Edward Tomas, S elected Poems and Prose. Edición y notas de David Wright. Penguin Classics, 2013)..

Meter los dedos en la sartén

D. H. Lawrence se oponía a los escritores que, como comenta en su Estudio de Thomas Hardy , "meten los dedos en la sartén". Con eso quería decir que una obra de ficción es un equilibrio de fuerzas con una vida propia misteriosamente autónoma, y que un autor no debía perturbar esa delicada consonancia intentando meter a la fuerza lo que se ha propuesto como objetivo. En su opinión, Tolstói había hecho justamente eso de un modo imperdonable al matar a su espléndida creación: Anna Karenina. Ese autor, al que Lawrence describe como un "Judas", se asustó ante la magnífica vida que había cobrado su heroína y demostró ser un cobarde al deshacerse de ella lanzándola bajo las ruedas de un tren. Los escritores que permitían que sus protagonistas se fueran a pique, a ojos de Lawrence, simplemente "traicionaban a la vida". (Terry Eagleton, Cómo leer literatura . Ediciones Península, 2016). ,