Y sola, no obstante, un día, su tímida compañera Contempla a su alrededor la celestial campiña, Extiende el ala y sonríe, se evade y por los aires Busca a su amiga Tierra o a los astros desiertos. Y, así como en la espesura de la Luisiana, Bajo el bambú mecido y unas largas lianas, Roto el huevo dorado, por el sol ya maduro De un nido floral sale el Colibrí magnífico, Una esmeralda verde su testa ha coronado, De en la espalda unas alas la púrpura ya presta, La coraza de azur orna su corazón joven Y para enconar el aire, el ave parte vencedora Y pasea por lugares cercanos a la luz Sus plumas de coral que tanto temen al polvo. Bajo su abrigo selvático, aturdiendo a la paloma, El osado viajero frecuenta la palmera. Abandona primero el llano, que es tan oloroso, Pasa, ambicioso, del arce hasta el hayal Y de todos sus festines cree encontrar aprestos En la frente del palmito o en los brazos del ciprés, Mas el bosque es un exceso a sus recientes alas Y están las flor