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Mostrando entradas de septiembre, 2012

Disparos

Oyó el disparo, vio el fogonazo, sintió la asfixia, oyó el disparo, no vio nada, sintió la asfixia. Y otro disparo. Y otro. Y las manos de Charley soltaron el cuello. Vio el rostro de Charley y a Gladden, de pie, con la pistola humeante. (David Goodis, Rateros , 1953. Traducción de Jorge Luis Mustieles)

Madame Bovary ha muerto

  Gustave Flaubert (1821-1880) (Benkard, 82)

Descocadas jorguinas

Brujas en un aquelarre. Grabado de Hans Baldung, 1510. Los vecinos de Miraflores de la Sierra acusaron de brujas, el año 1644, a María Manzanares, mujer anciana de más de sesenta años, y a su amiga Ana de Nieva, de setenta y cuatro. Se decía que habían hallado a la Manzanares, en dos ocasiones, brujeando desnuda en cueros por la Sierra, y que uno de los que la vieron cayó malo y se fue secando; pero ella respondió que una vez se estaba limpiando las pulgas que había cogido en una caballeriza, y la otra, estaba enjugando un manteo. Otro la había visto desnuda de todo el cuerpo, mas con los pechos cubiertos, que andaba muy a prisa cogiendo entre galayos y peñas animalitos y cucarabachas . Declaró la Nieva que una noche, hallándose en el portal de casa, al dar las doce, invocó la Manzanares a los demonios y, al instante, aparecieron muchas brujas, caballeras cada una en un cabrón negro, y un brujo en medio de ellas. El brujo iba sacando a bailar a las brujas, y todos, al son de un

Fat Boy

El Chico Gordo con la tía solterona y Mr. Tupman. (Ilustración de Harold Copping) Aparece brevemente en Los papeles póstumos del club Picwick , pero su aparición es de las que quedan en la memoria. Joe es un criado de Mr. Wardle, y un chico sumamente gordo. Come sin mesura y cada dos por tres se duerme (una característica esta última que ha dado nombre en medicina al "síndrome pickwiano", un tipo de apnea del sueño). Cuando Joe, con su uniforme de lacayo, aparece a la vista del escribiente Lowten, no sale de su asombro ("nunca había visto el escribiente un muchacho tan rollizo, ni siquiera en los carromatos trashumantes"). Lowten le pregunta qué se le ofrece, pero el chico gordo se ha dormido. Le repite hasta tres veces la pregunta, y como no obtiene respuesta se dispone a cerrar la puerta. Justo entonces el muchacho abre de repente los ojos, parpadea varias veces, estornuda y levanta la mano en ademán de seguir llamando a la puerta. Dáse cuenta de que la p

Jovellanos

Retrato de Jovellanos en 1798  (Francisco de Goya, Museo del Prado) En el VIII Congreso Geológico de España, celebrado en Oviedo el pasado mes de julio, presenté, en colaboración con Manuel Gutiérrez Claverol, una comunicación con el título Jovellanos: un ilustrado adelantado de la geología. Con ella quisimos dar a conocer el interés del polígrafo gijonés por las ciencias geológicas. Aunque a finales del siglo XVIII los estudios de geología eran áun muy incipientes en España, Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811) mostró una indudable inclinación por esta nueva disciplina -de hecho es uno de los primeros en utilizar el término "geología", frente al más común entonces de "geognosia"-, como se deduce de sus escritos y de la creación del Instituto de Náutica y Mineralogía. En sus viajes por España Jovellanos realizó anotaciones y disquisiones geológicas inusuales para la época. Además, desde el punto de vista de la aplicación de las llamadas ciencias "ú

Repetirse o morir

Una de mis máximas involuntarias (las máximas de quien todo lo niega no pueden ser más que involuntarias): "Repetirse o morir". Lo he dicho tantas veces que yo mismo tengo la sensación de que se ha convertido en un mantra sin sentido, pero ¿qué otra cosa vamos a hacer? Todos funcionamos a base de mantras, seamos conscientes de ello o no. La vida misma es un mantra: la infinita sucesión de amaneceres y de ocasos; el girar incesante del planeta; la rutina de las horas, de los días, de los meses, de los años. Siempre lo mismo, una y otra vez, un día sí y otro también. Todo es lucha. Todo es contradicción. Todo es, finalmente, y como ya sabemos o deberíamos saber, vanidad. Pero tenemos que seguir adelante. Hemos nacido para poder morir. Todo está, entonces, en orden. No hay nada nuevo bajo el sol. (Roger Wolfe, Escrito con la lengua, Huacanamo, 2012)

Entendimiento

Todo es más sencillo si no tratamos de entenderlo. (Jack Holt en El retorno del pionero , 1950, de Richard Bare. Guión de Edna Anhalt)

Espejos

El arte es nuestra salvación (al menos el más hábil falsificador de eternidades), como lo fue para Wang-Fô en la inolvidable historia de Marguerite Yourcenar. La luz de unos modestos pinceles había mentido al Hijo del Cielo la belleza del mundo. Pero el emperador descubrió muy pronto que tras la adormecedora veladura de aquellos lienzos el mundo se agitaba de dolor. Más allá del aire eternamente perfumado la realidad olía a miseria corrupta. Condenado por falsificación, Wang-Fô tuvo tiempo de fingir sobre un rollo de seda una vasta capa de agua y una frágil embarcación. Tenía en sus manos la llave de la celda. Se retrató con su discípulo Ling en la barca salvadora y desapareció para siempre en aquel mar de jade azul que acababa de inventar. A veces ni siquiera nuestro propio reflejo es capaz de decirnos lo que somos. Jean-Claude Carrière cuenta en El círculo de los mentirosos la historia de un campesino que marchó a la ciudad para vender su arroz y le trajo a su mujer un espejo. So

Un escenógrafo en Egipto

"Charla junto a las Pirámides", dibujo de O. Junyent. En la segunda década del siglo XX, Olegario Junyent realizó un viaje a Egipto fruto del cual fue el libro Viaje de un escenógrafo a Egipto , que fue publicado por la Unión Editorial Hispano-Americana en 1919, con prólogo de su amigo el pintor Miguel Utrillo. No deja de ser un libro de viajes bastante convencional, pero algunos de su apuntes, tanto gráficos como literarios, tienen un interés particular por ser la mirada de un artista y un profesional ante lo que podríamos calificar como la más grande y teatral escenografía arquitectónica del mundo. Partiendo de Barcelona, vía Marsella, llega a Port Said y de allí se traslada por tierra a El Cairo. Luego tendrá tiempo de deleitarse con los templos de Luxor y Karnak, pese a ciertos inconvenientes: "Vamos por las antiguas rutas de Tebas. Las caravanas de turistas, caballeros en asnos trotadores, levantan nubes de polvo en la llanura que el Nilo inunda a trechos t