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Mostrando entradas de noviembre, 2010

Isaac Rosenfeld

Isaac Rosenfeld (1918-1956) Saul Bellow trazó el personaje de Von Humboldt Fleisher en El legado de Humboldt a partir del escritor Delmore Schwartz (de quien por cierto se ha editado recientemente una selección de sus relatos encabezado por el magnífico "Las responsabilidades empiezan en los sueños"), pero no es tan conocido el hecho de que el africano Dahfu, personaje de otra de las novelas de Bellow, Henderson, el rey de la lluvia , está inspirado también en otro escritor, su paisano y amigo Isaac Rosenfeld. Nacido en Chicago y formado en su Universidad, Rosenfeld fue una figura legendaria en el Greenwich Village bohemio de los años cincuenta. Su excepcional talento y energía creativa hicieron esperar de él grandes logros; pero su muerte prematura en 1956 a la edad de treinta y ocho años, así como una cierta dispersión de intereses, sin descontar problemas de tipo personal, dieron al traste con los inciales vaticinios. Su primera novela Passage from Home (1946) suscitó en

Verdaguer y Almera

Corte geológico por la montaña de Nazaret, en la libreta de campo de Almera. E. Aragonès, "Dietari d'un geòleg a Terra Santa (Jaume Almera, 1886)", Notícies de Natura , 13, 2007 Jacint Verdaguer publicó L'Atlàntida e n 1877, con treinta y dos años. En los primeros cantos del poema épico Verdaguer narra con inusitada energía el hundimiento del mítico continente y la formación geológica de la península Ibérica en un tono cataclismático, con gran estrépito tectónico. Menéndez y Pelayo, que hizo un gran elogio del poema, creía que la geología estaba demasaido presente. Aquel mismo año de 1877 se publicaba Cosmogonía y Geología , del presbítero Jaume Almera, de la misma edad que Verdaguer, profesor en el Seminario de Barcelona. Años más tarde, en abril de 1886, los dos viajarían juntos a Palestina. De esta peregrinación saldría el Dietari d'un peregrí a Terra Santa (1889), de Verdaguer. Almera también tomó sus apuntes del viaje, pero no llegó a publicarlos. Las dos

Matute

Después de más de sesenta años escribiendo, le han dado el premio Cervantes a Ana María Matute. Ya era hora, se puede decir. O también: Más vale tarde que nunca. En cualquier caso, bien dado está. A partir de La torre vigía (1971) -una rara avis en el espeso panorama literario de la época- la escritora catalana ha ido construyendo un mundo propio, lleno de imaginación y fantasía, con paraísos deshabiotados y muchos bosques donde habitan duendes, hadas y magos. Ella misma: una maga de las palabras. Enhorabuena.

En la tierra del panda

El profesor Ferran Sáez Mateu ha publicado un interesantísimo libro titulado Vides improbables (A Contra Vent Editors, 2010) en el que, partiendo de un material recogido a lo largo de años por el historiador aficionado Samuel Carasso Cohen, examina y estudia las vidas enigmáticas de unos cuantos catalanes heterodoxos de los siglos XVI y XVII. Entre estos personajes está Antoni Bech, "falso cronista y mal poeta", nacido en el Rosellón a principios de la década de 1580 y muerto en Barcelona en 1639. Se sabe que fue sacerdote, que pasó temporadas en París, Marsella y Roma, que escribió un largo y tedioso poema titulado Lo Món y que fue procesado por la justicia en varias ocasiones. Bech -a quien en ocasiones se le ha confundido con el cartógrafo alemán Beck- es conocido sobre todo por el libro de viajes Historia de mis navegaciones alrededor del mundo , escrito originalmente en latín pero del que solo se conserva una traducción al francés publicada en Venecia en 1651. Se trata

Compensación

-Si hubiera más hombres como tú, no habría tantas mujeres como nosotras. (Gloria Grahame, una prostituta, en Sin contemplaciones , 1949, de Mark Robson. Guión de Daniel Mainwaring).

Madrid, años cuarenta

Mi suegro, Fernando de Torres Sebastián (Porcuna, 1924), se fue a Madrid en 1943 para preparar el ingreso en la Escuela de Caminos, Canales y Puertos (donde luego coincidiría con Juan Benet Goitia). Se instaló en la Pensión Garde, sita en la calle de San Marcos, y allí residió hasta que terminó la carrera. Ahora ha querido rememorar aquellos años estudiantiles con un librito, Recuerdos de la Pensión Garde, 1943-1953 , que he tenido el gusto de editar y anotar. En aquella pensión, actualmente desaparecida, coincidió con los pintores Rafael Zabaleta y Pedro Bueno, y los escritores Carlos Edmundo de Ory -recién fallecido-, Ignacio Aldecoa y Rafael Santos Torroella, entre otros. De ellos, y demás huéspedes habituales y esporádicos, hace el autor breves semblanzas y cuenta, sin pretensiones literarias, anécdotas en las que queda reflejado el mundo de una pensión en el Madrid de la posguerra. (Nota: El libro, de carácter no venal y corta tirada, va destinado preferentemente a familiares y am

Delvalle Lowry

Lámina de Conversations on Mineralogy (1822), de Delvalle Lowry El siglo XVIII vio la vulgarización de la ciencia. Se escribieron libros y folletos con un claro propósito de acercar y popularizar los avances científicos que se estaban produciendo en las diversas ramas del saber. En los salones se hablaba de ciencia, y hombres y mujeres debatían sobre los últimos descubrimientos. Las mujeres no eran ajenas a este afán de conocimientos. A ellas en especial se dirigieron algunos célebres manuales, como Il newtonianismo per le dame (1737) de Francesco Algarotti o Chimica per le donne (1796) de Giuseppe Compagnoni. A principios del siglo XIX mujeres instruidas tomaron el relevo. Conversations on Mineralogy (1822) lo escribió Miss Delvalle Lowry con apenas veintiún años. Se editó en Londres y Filadelfia el mismo año y tuvo un gran éxito de ventas a ambos lados del Atlántico. A lo largo de dieciseis capítulos, correspondientes a otras tantas conversaciones, la señorita Lowry dialoga con un

Alfred Noyes

Alfred Noyes (1880-1958) Hace poco estuve hojeando los Penguin's Poems by Heart (2009), seleccionados por Laura Barber, y no encontré "The Highwayman" de Alfred Noyes. Lástima, porque este poema era uno de los que los escolares ingleses del siglo pasado se sabían de memoria: The wind was a torrent of darkness among the gusty trees, The moon was a ghostly galleon tossed upon cloudy seas, The road was a ribbon of moonlight over the purple moor, And the highwayman came riding— Riding—riding— The highwayman came riding, up to the old inn-door. Alfred Noyes fue en su día uno de los poetas ingleses más valorados. Hoy en día su poesía está prácticamente olvidada. Escribió también novelas, ensayos y una interesante autobiografía, Two Worlds for Memory (1953). Sus puntos de vista literarios fueron siempre muy conservadores y defendió contra capa y espada una poesía de corte tradicional frente al "modernismo" de poetas como Eliot y Sitwell. Me he vuelto a acordar de No

Vathek

William Beckford of Fonthill (1760-1844) escribió Vathek , obra por la que ha pasado a la posteridad literaria, con veintiún años, en francés y, como solía pavonearse, de una sentada de tres días y dos noches. En 1786 apareció anónimamente en Londres una versión en inglés de dicha obra con el título An Arabian Tale , supuestamente traducida del árabe. La traducción la hizo el reverendo Samuel Henley, si bien se desconoce a partir de qué manuscrito. En cualquier caso se trató de una versión "no autorizada". Al año siguiente aparecían en Lausana (en realidad 1786) y París sendas ediciones de Vathek en el original francés. No fue hasta 1815 que Beckford se decidió a publicar Vathek en su país, y lo hizo en el francés original. La edición fue impresa en Londres "chez Clarke, New Bond Street". Como el propio autor explica en una nota preliminar, "habiéndose convertido las ediciones de Paris y Lausana en extremadamente raras, he consentido finalmente a que se republ

Sireno

El merman del Museo Booth de Historia Natural de Brighton En el siglo XIX se vieron en Inglaterra varias sirenas. La pequeña mermaid pescada por el capitán Eade en aguas de Batavia fue una sensación cuando se exhibió en Londres en 1822. Luego vino la sirena de las islas Fiyi, adquirida por el empresario circense Phileas T. Barnum en 1842 para su Museo Americano de especímenes bizarros. El naturalista inglés Francis T. Buckland -de quien ya he hablado en esta cámara de maravillas a propósito del "Innombrable"- examinó nada menos que tres supuestas sirenas en la década de 1850. A finales del siglo XIX el coleccionista W. H. Willett, Esq., donó al Museo Booth de Historia Natural de Brighton un merman o sireno disecado, artefacto procedente de algún punto del sudeste asiático donde dichas confecciones eran relativamente frecuentes. El merman mide unos 35 centímetros y se le considera macho porque solo tiene dos pezones (al parecer las sirenas suelen tener más de dos).

Cosas de Larra

Se puede ver estos días en el renovado Museo Nacional del Romanticismo de Madrid una exposición titulada "Larra, XIX Cajas". En una salita penumbrosa se exhiben diecinueve cajas. Cada caja contiene un objeto personal o documento del escritor. En cada caja hay una sorpresa: una carta, un recibo, un escrito autógrafo, una tarjeta de visita... En algunas hay ropa: una levita azul marino, unos tirantes blancos, un chaleco blanco, una camisa blanca de nipis con manchitas de sangre.... En otra caja hay una cajita de ónice y metal dorado con un mechón de cabello y una inscripción manuscrita en un papelito: "Pelo de mi Mariano".

Lenguas mortales

"A veces la lengua del hombre es como una pala: puede cavar su tumba." (Randolph Scott en La ciudad sin ley , 1955, de Joseph H. Lewis. Guión de Kenneth Gamet)