Esta vez no he tenido que consultar Google para saber quién era el ganador del premio Nobel de Literatura, como en años pasados. Mario Vargas Llosa era un nombre que solía "sonar" en las listas de posibles candidatos, pero ya sabemos que las quinelas para el Nobel de Literatura son en general muy poco fiables. En cualquier caso, Vargas Llosa era una baza segura y un valor conocido y reconocido. Su obra novelística es una de las más sólidas en lengua española. Entre sus novelas hay de todo, obras maestras y divertimentos más o menos insustanciales, pero esto es inevitable cuando se llevan más de cuatro décadas escribiendo ficción. Y que siga.
Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall
Comentarios
Publicar un comentario