Corfú: huellas literarias (IV)
"Su bisabuelo Amedeo fue el primer Caffi que se estableciera en la isla jónica (...) Se hizo construir a las afueras de Corfú, cerca de la tumba de Menekrates, un palacete con todo lujo de detalles, servido por diez criados, y con una carroza de seis caballos, con dos lacayos de librea en el pescante, esperándole en la puerta por si le placía irse a ruar con la entretenida de turno. Empezó a gastar el dinero a espuertas, como si lo fabricase, al tiempo que su fama de rastacueros se extendía por toda la isla. Alquitarado gourmet, se trajo de Spalato un cocinero y un repostero que hablaban francés, para que le preparasen las minutas. Llevaba una vida desbaratada y dilapidaba sumas enormes de dinero en banquetes suntuosos, de muchos servicios y con muchos invitados, que acababan inexorablemente en desordenadas y orgiásticas saturnales. Poco a poco fue cuarteando el patrimonio; se aficionó al juego y llegó a perder en una sola noche negocios enteros jugando al monte y a la rolina en las casas de conversación..."
(Jorge Ordaz, Prima donna, o la vida de Angelica Caffi, cantante, 1986)
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