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Mostrando entradas de noviembre, 2007

Conradiana (IX): Patna

“Al estar especializada su excelente revista Knowledge en los fenómenos meteorológicos, me siento tentado de pedirles la explicación del siguiente suceso que he presenciado a bordo del vapor Patna , de la Compañía de las Indias Británicas, en el curso de un viaje por el golfo Pérsico.” Quien así escribe no es Joseph Conrad, sino Charles Fort en El libro de los condenados. Mil hechos malditos ignorados por la ciencia (1919). Durante años Fort se dedicó a rastrear diarios y revistas en busca de extraños sucesos y fenómenos aparentemente inexplicables, tales como lluvias de sangre, nieves negras, lunas azules, caídas del cielo de objetos gelatinosos, piedras suspendidas sobre ciudades…El suceso del Patna tuvo lugar en mayo de 1880, y lo relata a la revista Knowledge , cuatro años más tarde, Lee Fore Brace, testigo presencial del mismo: “En una noche muy oscura, aparecieron de repente en el cielo, a un lado y a otro de la nave, dos enormes ruedas luminosas que giraban sobre sí mismas y c

Francisco Candel

Manuel Vázquez Montalbán decía que no hay una Barcelona, sino Barcelonas. Así sucede también con los escritores que han hecho de la ciudad condal el fondo urbano de sus novelas. Cada narrador describe su Barcelona. La cosa va por zonas: Ciutat Vella y el Raval (Vázquez Montalbán, Terenci Moix, González Ledesma), Horta-Guinardó (Marsé), Eixample (Montserrat Roig, Eduardo Mendoza, Quim Monzó), Sagrera-Clot (Antonio Rabinad), Poble Nou (Xavier Benguerel), Gràcia (Mercé Rodoreda). Son algunos ejemplos. Francisco Candel, recientemente fallecido, siempre estará ligado a la Zona Franca, su barrio durante muchos años. Las Casas Baratas de Monjtuïc, Can Tunis, Nostra Sra. del Port..., he aquí los escenarios pobres y marginados de sus mejores novelas y relatos: Donde la ciudad cambia de nombre (1957), Han matado a un hombre, han roto un paisaje (1959), Los importantes: pueblo (1961), ¡Dios, la que se armó! (1964), etc. (Hace años me encontré casualmente con él. Era un hombre afable y cerc

Analfabetos

Arturo Pérez-Reverte ha dicho en Murcia que los españoles "somos unos analfabetos en manos de una panda de sinvergüenzas". Me pregunto si no será ésa la razón por la que se venden tanto sus libros.

Pravia, 2007

Solo pude asistir a una parte de las VII Jornadas de Literatura, organizadas por la Asociación de Escritores de Asturias y celebradas en Pravia el pasado fin de semana; pero mi corta estancia fue suficiente para llevarme muy buenos recuerdos: la lectura poética de Carlos Marzal, un emocionado texto de Fernando Beltrán y no pocas charlas con amigos, en especial con aquellos que hacía tiempo que no veía, como Félix Blanco, exquisito poeta y prosista, residente ahora en tierras italianas. Todo ello sin contar con inesperados encuentros nocturnos con fantasmas de viejos maestros (véase el blog de Miguel Barrero, en enlaces, aquí al lado).

Norman Mailer hacia 1948

En el artículo de Barbara Probst Solomon, publicado en El País el domingo pasado, se nos habla de Norman Mailer en 1948. Residía entonces en Francia, tenía 25 años, estaba a punto de salir de las prensas su primera novela Los desnudos y los muertos , y recién se había casado con Beatrice Silverman. Probst-Solomon hace un sucinto retrato del joven escritor, de ideas izquierdistas, y menciona su involucración en el plan de un grupo de refugiados españoles, entre los que estaban Paco Benet y Enrique Cruz Salido, para liberar a Manolo Lamana y Nicolás Sánchez Albornoz de sus trabajos forzados en Cuelgamuros. Probst Solomon cuenta cómo Mailer prestó su coche para que ella y la hermana de Mailer, Barbara, pudieran viajar a España y llevar a cabo el rescate. Mailer no les acompañó en esta aventura, pero sí tuvo su propia experiencia en la España franquista. El crítico literario Mark Linenthal, uno de sus amigos expatriados, refirió a Peter Manso ( Mailer: His Life and Times , 1985), que él,

Conradiana (VIII): Sagarra

En invierno de 1936 Josep Mª de Sagarra se halla en París, adonde ha llegado huyendo de la guerra civil. Tiene 44 años, se ha casado y decide partir hacia la Polinesia. El 28 de diciembre embarca en Marsella, con su mujer, en el vapor "Commissaire Ramel". A bordo comienza la redacción del dietario de viaje, que verá la luz en 1942 en versión castellana del propio autor, con el título El camino azul , y en el original catalán, La ruta blava, en 1964. Cruzan el Atlántico, atraviesan el canal de Panamá y entran en el inmenso océano Pacífico. Sagarra observa cómo la relajación y la concupiscencia tropical que se van adueñando de la tripulación y el pasaje. "Todo este mundo delante de mis ojos está lleno de recuerdos de Conrad. Personal tarado, con gotas translúcidas de idealismo, de miseria, de fiebre. Mezcla de colores de piel, mezcla de olores acres. Todo esto en la calma nocturna del Pacífico, entre las Marquesas y las Tuamotu... Piensas en El negro del Narcissus , en Ti

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Una de las ventajas del lector es la de poder hojear un libro antes de comprarlo. Uno entra en una librería, se acerca a un estante o a un expositor, coge un libro que le ha llamado la atención por el autor, el título, la portada, el formato o las frases elogiosas en la solapa. Lo abre, lo hojea, se detiene ahora aquí, ahora allá y lee unas frases sueltas (nunca el final, por si acaso). Yo suelo leer la primera frase. Es un criterio, como otros. Si me gusta, lo que viene detrás puede que también me guste. Pero no hay ningún método infalible, y la intuición juega casi siempre un papel decisivo. El profesor John Sutherland, en su libro How to Read a Novel. A User's Guide (2006), recomienda para estos casos el test de Marshall McLuhan. Se trata de ir a la página 69 de un libro y leerla. Si la página gusta, comprar el libro. Dice Sutherland que funciona.

Del estilo

La semana pasada mi amigo y admirado Francisco García Pérez cometió, en su artículo semanal de "La Nueva España", un pequeño desliz al atribuir la frase "el estilo es el hombre" a Bossuet. No tiene importancia; pero a cada cual, lo suyo. La frase en cuestión hay que adjudicársela a Buffon, si bien lo que dijo exactamente, dentro de un contexto determinado, fue "el estilo es el hombre mismo". En efecto, Georges-Louis Leclerc, conde de Buffon -uno de los más célebres naturalistas del siglo XVIII, de quien por cierto se cumple este año el bicentenario de su nacimiento- disertó sobre el estilo en su discurso de ingreso en la Academia Francesa, en 1753. En un momento dado del mismo, dice lo siguiente (utilizo la traducción de Alí Chumacero en Discurso sobre el estilo , Universidad Nacional Autónoma de México, 2003): "Las obras bien escritas serán las únicas que pasarán a la posteridad: el caudal de los conocimientos, la singularidad de los hechos, la nove