Manuel Vázquez Montalbán decía que no hay una Barcelona, sino Barcelonas. Así sucede también con los escritores que han hecho de la ciudad condal el fondo urbano de sus novelas. Cada narrador describe su Barcelona. La cosa va por zonas: Ciutat Vella y el Raval (Vázquez Montalbán, Terenci Moix, González Ledesma), Horta-Guinardó (Marsé), Eixample (Montserrat Roig, Eduardo Mendoza, Quim Monzó), Sagrera-Clot (Antonio Rabinad), Poble Nou (Xavier Benguerel), Gràcia (Mercé Rodoreda). Son algunos ejemplos. Francisco Candel, recientemente fallecido, siempre estará ligado a la Zona Franca, su barrio durante muchos años. Las Casas Baratas de Monjtuïc, Can Tunis, Nostra Sra. del Port..., he aquí los escenarios pobres y marginados de sus mejores novelas y relatos: Donde la ciudad cambia de nombre (1957), Han matado a un hombre, han roto un paisaje (1959), Los importantes: pueblo (1961), ¡Dios, la que se armó! (1964), etc. (Hace años me encontré casualmente con él. Era un hombre afable y cerc