El fin de la educación
Para Cossío, el fin último de la educación está comprometido con la convivencia social y no con la mera adquisición de conocimientos porque se trata del desarrollo del individuo para poder vivir en libertad y no para su adoctrinamiento. Resuena el conocido Non scholae, sed vitae discimus ("Aprendemos para la vida, no para las escuelas") reivindicando el papel social y real de la educación frente a la falsa retórica meramente intelectual en su aspecto más exhibidor y, a su vez, inhibidor.
(Luis Alfonso Iglesias Huelga, Manuel Bartolomé Cossío. El arte de educar. Editorial Renacimiento, 2024).
No me suena mal del todo y, sin embargo, hay varias cosas que me rinchan al leer y releer el breve extracto, otras sobre las que se pasa de puntillas y una buena cantidad que se quedan lamentablemente en el tintero y que no se debieran obviar cuando se trata un asunto de la relevancia que nos ocupa. No sería acaso un ejercicio de hipocresía mayúsculo educar para la convivencia social cuando no se siente ningún tipo de afinidad moral o intelectual por la sociedad y su accionar? En realidad; no aprendemos para la vida, ni mucho menos para las escuelas sino que es la propia vida la auténtica educación como afirmara John Dewey.
ResponderEliminarEn otro orden de cosas; esconder los conceptos de clase social, rampante capitalismo o dominación no puede traer nada bueno si lo que se persigue es la construcción de una sociedad libre, fraternal, horizontal y equilibrada. En definitiva, el intento de Cossío y los que apoyaron la Institución Libre de Enseñanza es encomiable pero se queda muchos cuerpos por detrás de los objetivos que se marcaran experiencias educativas posteriores y verdaderamente revolucionarias como la Escuela Moderna de Francesc Ferrer i Guardia o, más cerca en el espacio y el tiempo, la Escuela Neutra de Gijón conducida por Eleuterio Quintanilla.
Ars longa, vita brevis.
Desde luego hay que leerse todo el libro para tener una idea comprensiva del pensamiento de Cossío sobre la educación. Esto solo es un mínimo extracto. La preferencia por una u otra idea pedagógica es naturalmente opinable.
ResponderEliminar