Greene sobre Conrad


 

En Los diarios del opio, David Jiménez reúne una serie de escritores que experimentaron la fascinación, cuando no la perdición, de Oriente. Joseph Conrad es uno de ellos. Jiménez analiza la visión y el impacto que el más crudo colonialismo tuvo sobre Conrad, concretamente en Borneo, donde "hombres sin entrañas" se perdían en sus "sueños de poder y riqueza". Lo mostró fielmente en La locura de Almayer, su primera novela. En el citado libro de Jiménez también sigue la huella opiácea oriental en Graham Greene. 

Es conocida la influencia que la escritura de Conrad tuvo en el autor de El americano impasible, sobre todo en sus inicios como novelista. Él mismo lo reconoció en algunos de sus ensayos y escritos autobiográficos, así como en su diario Viaje al Congo y la novela Un caso acabado, donde la sombra ominosa de El corazón de las tinieblas se hace patente. En el libro de memorias Una especie de vida, Greene dice: "La influencia que ahora predominaba en mí era la de Conrad, en especial la del más peligroso de sus libros La flecha de oro, escrita cuando él estaba influido también por Henry James".  

Aún más explícito es en la larga entrevista que le hizo la traductora francesa Marie-Françoise Allain, recogida en el libro El otro y el doble. Le pregunta Allain sobre porqué en un momento determinado dejó de leer a Conrad. Responde Greene:

Simplemente había descubierto que la influencia de Conrad en mi estilo era desastrosa. Me había  sorprendido plagiando los peores procedimientos del peor de sus libros, La flecha de oro. Él mismo había sido influenciado por el estilo de Henry James (...) Solo pude volver a leer a Conrad después de mi temporada en esa leprosario del Congo. Llevé conmigo El corazón de las tinieblas porque me dije: "Ahora tengo un estilo propio, mi propio modo de ver las cosas. Estoy curado". 

Como lector es natural disfrutar del estilo de los grandes maestros, pero para un escritor en ciernes tratar de imitarlos suele ser contraproducente.       

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