De Nostromo a Juventud

 


Todos los años suelo releer alguna de las obras de Joseph Conrad que ya había leído pero cuyo recuerdo tengo un tanto difuminado. Este año pensé en Nostromo, una de sus novelas consideradas  "mayores", pero finalmente me eché para atrás de un modo, tengo que decirlo, un poco cobarde. Resultó que poco antes había leído el libro de Geoff Dyer Los últimos días de Roger Federer y otros finales (Random House, 2023. Traducción de Damià Alou), de sugestiva lectura y en el que se incluye un comentario a la mencionada novela en los siguientes términos: 

"Lo que generalmente se considera un gran libro no significa que tú lo experimentes como tal, y el fallo bien podría ser solo tuyo. Pero el hecho de que algo sea un clásico no significa que sea bueno. El estatus no es garantía de calidad. Mi edición de Penguin Modern Classics de cierto libro cita la opinión de Walter Allen de que "se le podría considerar la mejor novela en inglés de este sigo (XX)". Como es una experiencia que nadie en su sano juicio querría perderse, no dilataré más el suspense: es Nostromo, un libro que hojeé hace cuarenta años cuando tenía la resistencia de un buey joven y la fe muda de un cordero con anteojos, un libro que se ha quedado conmigo porque nada de lo que he leído desde entonces ha sido tan aburrido como el Nostromo-de-las-narices. Eso no es cierto, obviamente, pero el horror, el horror de atravesar Nostromo es algo que no se olvida fácilmente."

No soy consciente de que mi primera "travesía" de Nostromo fuese un "horror", aunque sí debo reconocer que en ciertos momentos se me hizo bastante pesada. De modo que, ante la posibilidad de tener que darle la razón a Dyer descarté, al menos temporalmente, la relectura de Nostromo y escogí en su lugar La posada de las dos brujas y otros relatos (Alianza Editorial, 1988. Traducción de Javier Alfaya y Barbara McShane) que contiene, además del cuento que da título a la selección, "Juventud", "El socio" y "Una avanzada del progreso". 

La relectura me confirmó lo que ya había percibido con anterioridad: que "La posada de las dos brujas" es uno de los relatos más flojos de Conrad y que "Juventud" sigue siendo uno de los mejores. El primero, subtitulado "Un hallazgo", está ambientado durante la Guerra de la Independencia en un lugar no especificado de la costa cantábrica. Aunque no se mencione explícitamente la ubicación geográfica puede deducirse que se trata de Asturias, y no Cantabria o el País Vasco, como algunos estudiosos han señalado. La prueba más fehaciente sería la de que el dueño de la taberna del pequeño pueblo pesquero en el que desembarca el oficial inglés: "Era un asturiano alto y tuerto, de mejillas hundidas y mal afeitadas; su grave aspecto contrastaba de modo extraño con la incesante movilidad de su único ojo". En cuanto a "Juventud", con decir que es el primer relato de Conrad donde aparece como relator el inefable capitán Marlow -"Páseme la botella"- , está dicho casi todo.                 

 

  

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