Estratos


 

En la novela de Ian McEwan La ley del menor (Anagrama, 2015, traducción de Jaime Zulaika), el marido de la protagonista es aficionado a la geología. En un momento de una conversación entre ambos, McEwan escribe:

"Con un tono forzado, él empezó a hablarle de una conferencia sobre geología a la que había asistido la noche anterior. Versó sobre el hecho de que la secuencia de estratos de roca sedimentaria podía leerse como un libro de la historia de la tierra. Como conclusión, el conferenciante se permitió algunas especulaciones. Dentro de cien millones de años, cuando gran parte de los océanos se hubiesen hundido en el manto de la tierra y no hubiera en la atmósfera dióxido de carbono suficiente para sustentar las plantas y la superficie del planeta fuese un desierto rocoso sin vida, ¿qué pruebas de la existencia de nuestra civilización encontraría un geólogo extraterrestre que nos visitara? A unos pocos centímetros por debajo del suelo, una gruesa línea oscura en la roca nos separaría de todo lo que había habido previamente. Condensados en esa capa fuliginosa de unos quince centímetros, estarían nuestras ciudades, vehículos, carreteras, puentes, armas. Además, toda clase de compuestos químicos que no existían en el anterior registro geológico. El cemento y el ladrillo se erosionarían con tanta facilidad como la piedra caliza. Nuestro mejor acero se convertiría en una mancha ferrosa que se desmenuzaba. Un examen microscópico más detallado quizá revelase una preponderancia de polen procedente de las monótonas praderas que habíamos creado para alimentar a una gigantesca población de ganado. Con suerte, el geólogo podría encontrar huesos fosilizados, incluso nuestros. Pero los animales, incluidos todos los peces, apenas representarían una décima parte del peso de todas las ovejas y vacas. Se veía obligado a concluir que estaba contemplando el comienzo de una extinción masiva en la que la variedad de la vida había empezado a disminuir."  


Comentarios

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  1. El pasaje reproducido supongo que representa a la Escuela del Pesimismo Geológico, posiblemente relacionada con ciertas tendencias milenaristas en boga. Cambiando de tercio: me gusta mucho la portada del libro, me parece elegante y me anima a leerlo. Qué buen trabajo hacen algunas editoriales al diseñar el producto.

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    1. Jorge Ordaz6/1/24, 22:38

      Y los diseños hacen fácilmente identificable a la editorial. Todo suma.

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