Algo húmedo y pegajoso
La primera cosa que vio fue a Jake Sloane. El rico minero estaba de pie detrás de un escritorio, inclinado hacia adelante con sus apretados puños sobre su borde.
-¡Maldito seas! -murmuró- ¡Que Dios te maldiga!
Luego de decir esto cayó hacia adelante, abriendo los brazos sobre la ancha mesa escritorio.
Lennox see fue hacia él y, tomándole de un hombro, trató de darlo la vuelta. Sus dedos tropezaron con algo húmedo y pegajoso y retrocedió instintivamente.
(W. T. Ballard, Viejos amigos. Traducción de Alberto A. Poch. Acme Agency, Buenos Aires, 1952)
Todo apunta a que Lennox no fue el causante último de la muerte de Jake, sin embargo se convirtió en el destinatario de su maldición. Qué retorcido todo. No? Cuánta razón tenía Camus al sentir añoranza de los primates al no atribuirles a éstos pensamientos de segunda intención.
ResponderEliminarTodos somos retorcidos, aunque unos más que otros.
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