Nubes que matan
Jappson avivó la hoguera para calentarse el café que se había hecho la víspera.
El café y un poco de tasajo serían su único alimento mientras permanciera todavía en territorio de la Unión.
Estaba frente al mortecino fuego, en cuclillas, aguardando que el café se calentara, cuando una sombra se proyectó a sus espaldas.
Fue como si una pequeña nube hubiera cruzado por delante del sol.
Pero no era ninguna nube.
(Larry Hutton, Patrulla de chacales. Editorial Astri, 2000).
No le arriendo las ganancias, a Jappson. Este fragmento sugiere que pintan bastos.
ResponderEliminarEvidente. En el párrafo siguiente ya está muerto.
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