Luciérnagas en la noche
Eric Chapman contempló la esfera de su reloj de pulsera.
Se incorporó paseando por el amplio despacho. Se aproximó al ventanal. Desde allí se apreciaba una panorámica de la ciudad de Los Ángeles. Era como un gigante devorado por luciérnagas. Los destelleantes luminosos de neón dominaban la oscuridad de la noche.
(Adam Surray, El caso del cadáver secuestrado. Editorial Bruguera, 1982).
¡Viva la Editorial Bruguera!
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