La capa negra



Sacó del bolsillo un paquetito, lo sacudió y éste se desplegó. Era una larga capa negra con capucha de un tejido tan fino que apenas ocupaba espacio una vez plegado.

Le dio la vuelta del revés y se la echó sobre los hombros. Entonces ocurrió algo asombroso: ¡El cuerpo del anciano desapareció por completo! Sólo quedó su cabeza, como suspendida en el aire.

Una mano invisible alzó la capucha y la echó sobre la cabeza y ésta desapareció a su vez.

El anciano se había convertido en la Voz -aquella Voz Misteriosa, terrible, fantástica que habían aprendido a temer todos los malhechores.

Y todo ello gracias a la maravillosa capa que, siendo negra por un lado, refractaba los rayos luminosos sin reflejarlos por el otro, por lo que todo lo que bajo ella se hallara resultaba invisible. 

(Rafael Molinero, La torre del dragón. Colección Hombres Audaces, Ilustraciones de J. Blasco, Editorial Molino, 1943).


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