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Ante el espejo

 


A veces la vida parece una broma. Te despiertas por la mañana, posas el pie y chillan los huesos. Vas al cuarto de baño y nada fluye igual. Te olvidas de poner el café en la cafetera, el cuchillo de la mantequilla se te cae al suelo, al recogerlo las lumbares te baldan de un trallazo y al incorporarte, simiesco ademán, algo en tus pulmones duele y se quiebra. Después, ante el espejo, reconoces frente a ti las formas de tus antepasados, la burla de sus sombras. Aceptas convivir con tus dolores y con tus vicios y defectos que ya no son la mejor compañía. Te remiras en el espejo y ves al hombre que te habían anunciado y que nunca imaginaste llegarías a ver. Y todo te parece una maldita broma.

(Javier Lasheras, Entra sin miedo en la luz más antigua. Algaida, 2022).

Comentarios

  1. John Difool28/11/22, 19:08

    El propio Goethe se refería a ésta cuestión en los siguientes términos:
    "El que la vida de los seres humanos sólo es un sueño (broma en este caso) es una impresión que ya han tenido algunos y también a mí me ronda siempre esa sensación". Comparto en cierto modo ése enfoque tragicómico de la vida, que no sólo contribuye a relativizar el acontecer cotidiano sino que además hace más soportable la existencia del individuo máxime en estos tiempos desvencijados en los que hasta las sonrisas son inciertas y las carcajadas sanas y sinceras se convierten en episodios fragmentarios en vías de extinción.

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  2. Jorge Ordaz28/11/22, 21:18

    Yo creo que a partir de cierta edad, el saber relativizar lo cotidiano de la vida se hace indispensable.

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