Ir al contenido principal

Peligro en la carretera


 

SORIANO DESCRIBE AL RINOTAURO

Lo más perturbador del Rinotauro no es que tenga cabeza de rinoceronte y cuerpo de toro. Yo diría que esto se puede asumir. Tampoco su magnífica huevada. No. Lo peor del Rinotauro es la certeza de que su visión inoculará un miedo irreversible. Contemplarlo desencadena en ti los terrores de las pesadillas infantiles, que son los que vienen para quedarse. Sabes que mirar sus ojos, caldosos e inmensos, te provocará, de manera definitiva, una leve pero persistente fobia al agua. También sabes que su olor, que recuerda al hedor a orina en el sótano de un manicomio, te perseguirá y será lo que huelas en los momentos más desfavorables. Sabes que sus dientes (terribles, carnívoros, impropios de un rinoceronte) podrían triturar con facilidad los huesos de aquellos a los que amas, y que notarás esos feroces incisivos royéndote el corazón cuando seas incapaz de proteger a quienes quieres. Y no puedes dejar de sentir, al mirarlo, que ese puto bicho quiere amaestrarte. Que ésa será la forma, la más lenta y la más cruel, que tendrá de acabar contigo. Por lo demás, físicamente acojona. 

(Jorge Salvador Galindo y Leticia Sánchez Ruiz, La carretera del infierno. Eolas, 2022).


Comentarios

  1. Eso del hedor a orina en los sótanos de un manicomio me recuerda a cierto detective de Eduardo Mendoza que estaba en el manicomio y salía para resolver casos intrincados.
    Por otro lado veo en la ilustración que aparece un "Tiburón". Me fascina ese coche.

    ResponderEliminar
  2. Jorge Ordaz28/8/22, 1:33

    En la obra hay muchas referencias literarias. Me atrevo a aventurar que Mendoza es una de ellas.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall