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Linterna sorda


 

J. D. - Y su madre, ¿cómo reaccionó ante sus libros?

C. - Ella encontraba esto peligroso y malo... Veía que esto acabaría muy mal... Tenía un espíritu muy prudente.

J. D. - ¿Ella leía sus libros?

C. - Oh, no podía, era superior a sus fuerzas, le hubiese parecido grosero, dado que ella no leía libros, no era una mujer de leer libros. No. No tenía ninguna vanidad. Continuó trabajando hasta su muerte. Yo estaba en prisión, supe de su muerte... No, yo había llegado a Copenhague cuando me enteré de su muerte... Un viaje abominable, innoble, sí, la orquestación perfecta. Abominable.. Pero solo son abominables las cosas de un lado, no lo olvide, eh... Pues, usted sabe... la experiencia es una linterna sorda que solo ilumina al que la lleva... es incomunicable... debo guardar esto para mí...


(Louis-Ferdinand Céline entrevistado por Jacques Darribehaude en 1962. En: L. F. Céline, À l'agité du bocal et autres textes, Éditions de L'Herne, 2006).  

 

  

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