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Mostrando entradas de octubre, 2021

Mujer de exiliado

El cuerpo de Nieves permanecía lo mismo, pero sus manos temblaban y el centelleo de sus ojos le sorprendió. ¿Dónde estaba la mansedumbre de su mujer? ¿Es que la lenta pérdida de los deseos, y hasta de las necesidades, la había convertido de pronto en una incipiente rebelde? Pobre Nieves, pobres mujeres, todas, que siguiendo a sus hombres, de cerca o a lo lejos, soportaron el duro y amargo camino del exilio... Permaneciendo, aguantando mejor que nadie la cadena ininterrumpida de sinsabores en silencio y con muecas de sonrisa para mejor engañarse a sí mismas y a los demás. ¡Pobre Nieves, que no había conseguido adaptarse a la nueva tierra, a las diferentes comidas, costumbres y acento! Su mundo, el mundo reducido de antaño, seguía vivo en ella, en ellas, lo llevaban a cuestas y era precisamente en estas fechas determinadas, en estas comidas y cenas cuando, juntando la serie infinita de pequeños mundos, casi todos iguales, surgía la esperanza, si no de alcanzarlos, por lo menos de no perd

Carmen Mieza

Hija de un químico exiliado en México, Cristina Farrés Sirvent, conocida en el mundo de las letras como Carmen Mieza, nació en Barcelona en 1930. Inició su carrera literaria a finales de los años cincuenta con la publicación de cuentos en revistas y periódicos. Su primera novela, Las barreras , fue finalista del premio "Ciudad de Barcelona" en 1959, pero quedó inédita. Con la segunda, La imposible canción (1962), publicada por Plaza y Janés en su nueva colección "Selecciones Lengua Española", Mieza consiguió atraer a críticos y lectores. La novela aborda el tema del exilio de españoles republicanos en México, y se centra en las circunstancias y conflictos personales de cinco personajes corrientes y sus respectivas familias. Su siguiente novela, Una mañana cualquiera (Prisma, 1965), ganadora del premio Urriza y sin su mejor logro hasta el momento, tiene como protagonistas también a hombres y mujeres "hijos de la diáspora", con sus vivencias y problemas vis

Un poema de Roger Wolfe

  DOS MIL AÑOS DE HISTORIA PARA ESTO   Lo poco que me queda esta noche, en que la lluvia tabletea como descargas de escopeta por todos los cristales de la casa, es no obstante un sólido refugio: esta cálida cocina en donde bebo un vaso bueno del mal vino de siempre, escribo algún poema, leo los versos de la gente a la que amo y odio y alzo un momento la cabeza -frente a las sombras inconexas del televisor en el que danzan los pájaros de Hitchcock mientras Tippi Hedren se lleva las manos ensangrentadas a la cara- para apurar plácidamente un cigarrillo y mejor recrearme en el milagro: el mundo, qué duda cabe -a veces- está bien hecho.   (Roger Wolfe, Toda esta poesía. Obra poética completa. Tomo I: 1982-1993 . Renacimiento, 2021).   

Tres en una

  Que el premio Planeta tiene poco que ver con la literatura y mucho con el marketing, lo sabíamos desde hace tiempo. Pero esta vez se han superado. Como en un circense "más difícil todavía" se han sacado de la chistera al menos tres conejos. El primer conejo fue anunciar horas antes del fallo que la dotación económica del primer premio se elevaba a la estratosférica cifra de un millón de euros, más que el Nobel, erigiéndose así en el premio mejor pagado del planeta (disculpen el chiste).   El segundo conejo en realidad son tres. El jurado, integrado por destacadas personalidades del mundo de las letras (no lo olvidemos), eligió como obra ganadora, entre los 654 originales presentados al premio (hay que ver la cantidad de ingenuos que aún sucumbe a las sirenas planetarias), un thriller histórico firmado con el pseudónimo de Sergio López. Abierto el sobre resultó -¡oh, feliz coincidencia-  que el tal López era Carmen Mola, pseudónimo femenino de grandes éxitos de ventas y tra

Lyell en La Palma

                                                                                                                                                         Charles Lyell (1797-1875)   En febrero de 1854 el famoso geólogo escocés Charles Lyell, autor del influyente tratado Principles of Geology (1830-1833), llegó al puerto de Santa Cruz de Tenerife procedente de Madeira. Le acompañaba Georg Hartung, un geólogo alemán, enfermo de tuberculosis, que se hallaba pasando el invierno en la isla portugesa. Como viajeros de un navío procedente de una zona en la que se había declarado una epidemia de cólera, Lyell y su colega tuvieron que cumplir la obligada cuarentena en el Lazareto. Tras visitar el valle de la Orotava, Las Cañadas y ascender al pico del Teide, pasaron a Gran Canaria donde contactaron con Pedro Maffiotte, ingeniero de obras públicas y aficionado naturalista, quien les hizo de cicerone en sus excursiones por la isla.      El objetivo principal de Lyell para visitar las Canarias er

Gran pregunta

   "A veces me pregunto en qué pensaría Dios cuando inventó a los hombres." (Rita Hayworth en Fuego escondido , 1957, de Robert Parrish. Guion de Irwin Shaw sobre la novela de Max Catto). 

Un poema de Bolado

  UNA PIEDRA DE PIRITA   No es la más bonita que tuve en la colección, pero, además, de ser la primera, es la única que se mantiene en un estante de la biblioteca. Aunque los años la fueron gastando, al mirarla relucen los filos de su historia. Me la trajo un tío desde Espinama, con el calor de quien te entrega un tesoro. Luego, al visitar la mina un día claro de verano supe por qué, siendo sólo hierro brillante, para muchos hombres era piedra de dolor. Se guardaba en ella la soledad de meses de invierno bajo tierra, viendo subir los vahos sobre el panorama nevado. Cuenta el hundimiento de Reocín en cada arista: el palacio, la iglesia; la casona con la higuera más alta, con el jardín más florido de la memoria. Siempre trae el instante último de la casa de la abuela cuando, al derrumbar sus muros centenarios, las palas de los topos salpicaron de cristales al sol. El tiempo no gasta los reflejos de la pérdida, tras la pirita los libros se acobardan en segundo plano.   (Xosé Bolado, Un pá