Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro. El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de
La ciudad es un motivo fundamental y omnipresente en la literatura (y en el cine, bella provincia de la literatura).
ResponderEliminar"La ciudad se aproxima más al espíritu del hombre o, dicho de otro modo, Londres, aun sin ser una de las obras maestras del hombre, sí que es, por lo menos, uno de sus pecados. Así, una calle es más poética que un prado, porque la calle posee un secreto. Una calle desemboca en algún sitio, un prado, en ninguno" (Chesterton, El Napoleón de Notthing Hill).
"-¡Cielo santo! - exclamé-. ¿Quién asociaría el crimen con estas viejas y entrañables granjas?
- Siempre me llenan de auténtico horror. Tengo la creencia, Watson, basada en la experiencia, de que las callejas más bajas y viles de Londres no ofrecen una lista más espantosa de pecados que la sonriente y hermosa campiña.
- ¡Me horroriza usted!
- ¡Pero si la razón es muy obvia! La presión de la opinión pública puede lograr, en la ciudad, lo que no consigue la ley" (Arthur Conan Doyle, "La mansión Cooper Beeches", en Las aventuras de Sherlock Holmes).
"Por el balcón entreabierto llegaban los delicados ruidos de la calle: coches que no tiraban, televisores de los bares a todo meter, gritos de chiquillos en busca de la ciudad soñada, estentóreas muestras de afecto entre mujeres que habían descubierto tener el mismo marido: tu madre, la tuya, tía guarra, mujer de diez pesetas, sobrina de cura, pendona, eso tú, la tuya.
La ciudad prosperaba y vivía" (Francisco Glez. Ledesma, Crónica sentimental en rojo).
"La ciutat és una hora punta contínua, a més d'irrespirable, estressant i desconeguda en la seua totalitat i, per això mateix, atractiva" (Ferran Torrent: Penja els guants, Butxana).
En efecto, el tema de la ciudad es inabarcable. Se podría escribir una historia de la literatura solo con aquellas obras que tienen como protagonista principal la ciudad y sus habitantes. Buena selección de citas. Saludos, Sal.
EliminarAseméyase enforma a Uviéu en fiestes. No vos parez?
ResponderEliminarSí, es concebible un cierto parecido con el Oviedo de ahora mismo. Las ciudades gruñen cuando "arden" en fiestas.
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