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El chico de la sábana

                                                               El prendimiento de Cristo, por Van Dyck (1620)

 

Los personajes principales que intervienen en la narración de la pasión y muerte de Jesucristo son de sobras conocidos: Judas, Poncio Pilatos, Caifás... Los evangelistas dan fe de sus intervenciones, si bien cada uno de ellos aporta sus propios matices al relato. Existen, también, actores de reparto que salen en unos evangelios y en otros no. Luego están los figurantes. Uno de estos últimos tiene su momento de gloria en el evangelio de san Marcos, en el episodio del prendimiento de Cristo.

Según cuenta Marcos, en Getsemaní, después de que uno de los acompañantes de Jesús (no dice quién) saca una espada y le corta la oreja al criado del Sumo Sacerdote (según otras fuentes es Pedro quien empuña la espada y Malco el nombre del criado), viene la escena en que todos abandonan a Jesús, quedando éste en manos de sus captores. Y entonces dice Marcos:

"Y todos lo abandonaron y huyeron. Lo iba siguiendo un muchacho, envuelto solo con una sábana; y lo sujetaron; pero él, soltando la sábana, se escapó desnudo." (Mc. 14, 50-52).

¿Quién es este muchacho? ¿Qué hacía allí en aquella crucial coyuntura? ¿Por qué iba desnudo y envuelto en una sábana como si fuera un fantasma? ¿Era en realidad un fantasma? ¿Qué papel representa? Nada nos aclara Marcos sobre él. Aparece y desaparece sin decir ni una palabra en mitad de la noche. Ni Mateo, ni Lucas ni Juan mencionan el incidente. Algunos exégetas hablan de alegorías y simbolismos, pero muchos pasan de puntillas sobre el enigmático asunto o simplemente lo ignoran. La situación es chocante, surrealista, incluso burlesca. Y todo ellos en medio de la narración de un drama humano tremendo. Curioso. 

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