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Mostrando entradas de septiembre, 2020

Lo que es mentira

                                                                             Álvaro Cunqueiro (1911-1981)   -¿Has visto alguna vez a Poseidón, Poliades? El tabernero se descubrió lentamente. Entre el sombrero de paja y la grasienta calva traía un pañuelo de hierbas. -No, pero he oído relinchar sus caballos. Poliades, ¿qué es lo que es mentira? Poliades hacía girar el sombrero entre sus manos. -Quizá todo lo que no se sueña, príncipe.  (Álvaro Cunqueiro, Las mocedades de Ulises . Ed. Destino, 1970)

El gran ficcionador

                                                                    Fray Antonio de Guevara ( c . 1480-1545)   En el prólogo a Prosa escogida de Fray Antonio de Guevara (Luis Miracle, Barcelona, 1943), el seleccionador de la antología, el profesor Martín de Riquer, comienza su prólogo diciendo: "Fray Antonio de Guevara es indiscutiblemente el primer prosista castellano del tiempo de Carlos I.  Estoy de acuerdo. Guevara nació hacia 1480 en las Asturias de Santillana, probablemente en Treceño. A los doce años entró en la corte de los Reyes Católicos y posteriormente tomó el hábito franciscano en Valladolid, ocupando varios cargos dentro de la orden. Fue predicador y cronista imperial de Carlos I, obispo de Guadix y de Mondoñedo, donde murió en 1545. Sus libros, entre los que destacan Reloj de príncipes , Libro áureo de Marco Aurelio, Menosprecio de corte y alabanza de aldea y Epístolas familiares , son una increíble mezcla de erudiciones falsas y mixtificaciones a cuál más extempo

Razón para robar

Dianne Foster: "Por qué tienes que robar?" Audie Murphy: "Porque me gusta hacerlo. Me produce un placer ver la cara de la gente cuando le quito algo." D.F.: "¿Qué pasaría si alguien te arrebatase algo a ti?" A.M.: "A mi nadie me quitará nunca nada." ( La última bala , 1957, de James Neilson. Guion de Borden Chase).

Con mucho busto

  Erik el belga robaba obras de arte para acostarse con ellas. Además de amor a la literatura, este libro, que surgió con vocación de bustos, es álbum familiar, cuaderno de viajes, azarosos apuntes incompletos de literatura universal, memorias de memorias, textos escogidos, textos casuales, textos asimétricos, bibliografía suelta, autobiografía, enciclopedia dispareja y recopilación meguada de escritores que busqué, me salió al paso su figura, su cuna o su tumba, o llegaron a mí por caminos inescrutables, fueran o no de mi gusto, célebres o desconocidos, con publicaciones a sus espaldas o sólo con una ilusión, laureados u olvidados, incluso algún ágrafo. Como es natural, faltan muchos, es decir, faltan todos excepto 301, y posando con ellos, certifico el encuenrto; no es fetichismo, como el de Erik, y más que egocentrismo es un acto excéntrico, salgo presto a buscarlos para demostrar mi admiración. (Pepe Monteserín: "Introducción del autor" a Con mucho busto . Luna de Abajo,

Exbrayat

                                                                             Charles Exbrayat (1906-1989)   A lo largo de los años sesenta y setenta, en los expositores de libros de bolsillo en lengua extranjera de librerías y kioscos raramente faltaban ejemplares de dos populares novelistas franceses: Cecil Saint-Laurent, con su serie histórica de Caroline chérie , y Charles Exbrayat, con sus novelas policíacas o de espionaje. Una de las características literarias de Exbrayat era una atractiva combinación de intriga y humor con algo de extravagancia. Algunos de sus títulos traducidos al castellano así parecen indicarlo: ¿Le gusta la pizza? , Amor y esparadrapo o Chewing-gum y spaghetti . Pero también cultivó la típica novela negra , con villanos cínicos, intimidantes matones y peligrosas femmes fatales. Una de ellas es ¿ Se acuerda usted de Paco? , publicada en España en 1964 por la Editorial Juventud, con traducción de Mariano Orta Manzano, y que había sido galardonada en 1958 con

Un poema (visual) de Juanjo Barral

    (Juanjo Barral, Amorismos . Ilustrados por Gallota. La última canana de Pancho Villa , nº 688, 2020)

El rey dentón

  El futuro Luis XIV en brazos de su nodriza Elisabeth Ancel, por Charles Beaubrun.    Cuando nació el niño que habría de ser Luis XIV, tenía ya dos dientes, lo que pareció un feliz presagio que alegró a toda la corte; pero no a la nodriza. Al cabo de tres meses, esta señora, que se llamaba Elisabeth Ancel, se retiró con el pecho desgarrado por los incisivos del rorro. Fue reemplazada por Pierrette Dufour, la cual acabó también por quejarse de los mordiscos del leoncillo. Le sucedió Marie de Sègnevillle-Thierrry... Y así se citan otras cuatro nodrizas más, que fueron quizá mecedoras o "acunadoras". Pero no basta con tener dientes: es preciso que sean buenos, y los de Luis XIV le hicieron sufrir casi durante toda su vida. El difunto doctor Cabanès, que ha tratado retrospectivamente una sinusitis maxilar del gran rey, ha proporcionado a la Historia, sobre esta noble mandíbula, unos informes curiosísimos, aunque poco apetitosos. Baste saber que a los cuarenta años el rey no ten