Ir al contenido principal

En compañía de rocas



Es interesante hacer notar que, mientras los científicos prominentes en otros campos tienden a hacer sus contribuciones más revolucionarias entre los 20 y los 30 años de edad, los geólogos maduran más gradualmente y suelen hacer su trabajo más importante en una etapa posterior de su carrera, después de toda una vida pasada en compañía de las rocas.
La evolución de la geología ha sido similar. Las simplistas ideas victorianas sobre el planeta -el dogma del uniformismo estricto, la creencia en los continentes fijos, la negación de las extinciones masivas- han cedido el paso a una comprensión más sutil y humilde de una Tierra que tiene muchos estados de ánimo y semblantes, y que todavía alberga profundos secretos. Para mí, la geología señala hacia un camino intermedio entre los pecados del orgullo narcisista respecto de nuestra importancia y la desesperación existencial por nuestra insignificancia. Una enseñanza atribuida a Simcha Bunim, un rabino polaco del siglo XVIII, afirma que todos deberíamos llevar dos hojas de papel en nuestros bolsillos, una que diga "Soy cenizas y polvo" y otra que diga "El mundo fue hecho para mí".

(Marcia Bjornerud, Conciencia del tiempo. Por qué pensar como geólogos puede ayudarnos a salvar el planeta. Traducción de Mario Zamudio Vega. Libros Grano de Sal, Ciudad de México, 2019).   

Comentarios

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra