El poder de la palabra



Con elecciones democráticas puede llegar al poder un partido que quiera acabar con la democracia.Y puede anular el derecho a la Libertad de Expresión haciendo uso de ese mismo derecho. Puede incluso difundir la idea de que ese derecho debe ser abolido.
Eso es algo que todos sabemos, pero lo aceptamos como "el dilema de la democracia". En mi opinión, es un error. Las libertades democráticas deben estar al servicio de principios más grandes que ellas, como por ejemplo la paz o la igualdad entre los hombres, para no volverse autodestructivas.
La sociedad no quiere, ni puede prohibir opiniones, únicamente acciones. Parece lógico, pero no lo es. Las opiniones no se consideran acciones, son intangibles, existen en el espacio y en el tiempo un poco como fantasmas. Las palabras no son sino aire comprimido.
Por el contrario, las acciones son visibles. Mueves una silla de lugar en una habitación, y la habitación cambia.
Mi abuela no era periodista, ni filósofa, pero solía decir que "las palabras no tienen huesos, pero los rompen". Sabía lo que casi todo el mundo sabe: que una palabra puede hacer más daño que el cuchillo más filoso. Decir algo es hacer algo.

(Theodor Kallifatides, Otra vida por vivir. Traducción del griego moderno de Selma Ancira. Galaxia Gutenberg, 2019).

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