Ir al contenido principal

Robert Penn Warren


Robert Penn Warren (1905-1989)

Si por alguna obra es recordado hoy en día el escritor estadounidense Robert Penn Warren es por su novela Todos los hombres del rey (All the King's Men, 1946), magistral fresco que tiene por protagonista a un político corrupto y demagogo, inspirado en el que fuera gobernador de Louisiana Huey Long. Warren fue un auténtico man of letters: poeta, narrador, ensayista, biógrafo, autor teatral, crítico literario, profesor universitario... En vida fue galardonado con numerosos premios y es el único autor que obtuvo dos Pulitzer, en poesía por Promises (1957) y en novela por Todos los hombres del rey.
Nacido en Kentucky, Warren no se inscribe dentro de la corriente del "gótico" sureño, aunque en sus obras no pierde de vista ciertas grotescas peculiaridades de su tierra natal. Siempre se consideró en primer lugar poeta y luego narrador y crítico. En cierta ocasión dijo: "Para mí un poema y una novela no son tan diferentes. Casi siempre empiezan de la misma manera, con el mismo viaje emocional...". No sé si cuando escribió Un lugar adonde llegar (A Place To Come To, 1977) estaría pensando en esta similitud. En cualquier caso, el inicio de la que habría de ser su última novela es de lo más chocantes y potentes de la literatura norteamericana:   

"En la escuela pública de Dugton, en el condado de Claxford, Alabama, yo era el único entre los chicos, o para el caso también las chicas, cuyo padre había muerto en plena noche, de pie en la parte delantera de su carro, intentando mear sobre los cuartos traseros de una de las mulas que formaban el tiro; y que, como estaba borracho, se venció hacia adelante, y por no querer soltar la picha cayó al suelo en tal postura y condición que desatascó el freno, de modo que las ruedas delantera y trasera de la parte izquierda del carro pasaron con perfecta precisión por encima de su cuello inconsciente, inconsciencia que sin duda fue la razón de su fatal caída. Y durante todo este tiempo, siguió aferrado a su picha". 

Comentarios

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra