Ir al contenido principal

González-Aller

Faustino González-Aller y Vigil (1919-1983)

Considero a Faustino González-Aller, de quien se cumplen justo hoy los cien años de su nacimiento, uno de los escritores asturianos más sobresalientes de la segunda mitad del siglo XX. Nacido en Gijón, estudió Derecho en las universidades de Salamanca y Madrid. Abandonó la abogacía para entrar en la Escuela de  Periodismo y trabajó inicialmente en Radio Nacional de Madrid. En 1950 se le concedió el Premio Nacional de Teatro "Lope de Vega" a su drama, entre social y fantástico, La noche no se acaba (escrito en colaboración con Armando Ocano). Estrenada la obra con éxito en el Teatro Español en 1951 fue retirada de cartel al cuarto día por orden de la Dirección General de Seguridad, que la tildó de "inmoral" y "heterodoxa". A pesar de las cortapisas de la censura, en el futuro continuaría escribiendo obras para el teatro, siempre de contenido inconformista y en la línea de vanguardia.
A mediados de los años cincuenta González-Aller opta por cambiar de aires y marchar a América. Tras su paso por Cuba, donde hace radio, televisión (Canal 12, en color) y colabora en las revistas Carteles y Bohemia, se establece en 1959 en Nueva York, donde trabaja en el Departamento de Información de la ONU. En poco menos de tres años escribe media docena de guiones cinematográficos, de los que destacan los realizados para dos películas de 1956: El puente del diablo, con dirección de Javier Setó, basada en su obra teatral Menta; y Todos somos necesarios, que recibió en el Primer Festival de Cine de San Sebastián los premios al mejor guion, actor (Alberto Closas), dirección (José Antonio Nieves Conde) y película española.
Aunque González-Aller ya había publicado algunos relatos o cuentos (uno de ellos, "El Yugo", fue galardonado por la revista Life en español), a partir de los años setenta se dedicará con preferencia a la novela. En 1974 aparece en Seix Barral Niña Huanca, la primera de una serie de novelas que le acercarán al gran público y suscitarán el interés de la crítica. Dicha novela gira en torno a la corrupción y la venganza en una ficticia dictadura centroamericana, y es un verdadero alarde lingüístico. Niña Huanca obtuvo el premio "Novel of the Year" a la mejor obra escrita en castellano y publicada en Estados Unidos. Luego vendrían más: Orosia (Editorial Euros, 1975), con escenarios europeos cosmopolitas, antes y durante la II Guerra Mundial; Via Gala (Argos Vergara, 1977), que narra un enfrentamiento generacional en una ciudad de provicias; Operación Guernika (Argos Vergara, 1979), sin duda la más popular y exitosa de sus novelas; y, finalmente, la póstuma El onceno mandamiento (Argos Vergara, 1983), de carácter autobiográfico, ambientada en su ciudad natal en los años treinta. De esta última hizo el diario El Comercio, en colaboración con el Ayuntamiento de Gijón y Ediciones Trea, una reedición en 2009, con una imprescindible introducción del profesor Eduardo San José. Por desgracia, bien sea por el alejamiento de su tierra desde joven o por cualquier otra causa, Faustino González-Aller es hoy en día un escritor raramente leído, críticamente subvalorado e insuficientemente reconocido, en Asturias y fuera de ella. Ojalá el centenario sirva para cambiar su signo.

Comentarios

  1. Toda la razón, un escritor del que muy pocos se acuerdan. A ver si esa iniciativa que mencionas resucita su obra.

    ResponderEliminar
  2. Ya me gustaría, pero, por desgracia, me temo que sirva para muy poco.

    ResponderEliminar
  3. Históricamente, los españoles, hemos sido despiadados con nuestros intelectuales y artistas. Faustino fue grande fuera de España... Amigos podrían, si viviesen, confirmarlo... Wifredo Lam, Carlos Raúl Villanueva, Alexander Calder y un traidor, Tennessee Williams..., que se apropió de su Tranvía de los deseos... Fausto Vigil.

    ResponderEliminar
  4. Leí Orosia cuando tenía 18 años quizá, no comprendí muchas cosas, pero siempre me intrigó, el libro lo encontré por casualidad, desgraciadamente lo perdí en una mudanza y me ha podido mucho porque no puedo encontrarlo de nuevo para comprarlo. Agradecería mucho si algún día publicaras una reseña sobre ese libro. Saludos y gracias por escribir de Faustino. Saludos desde México.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Antillón

  Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall

Como un río de corriente oscura y crecida

  Era un panorama extraño. En Barcelona, la habitual multitud nocturna paseaba Rambla abajo entre controles de policía regularmente repartidos, y la habitual bomba que explotaba en algún edificio inacabado (a causa de la huelga de los obreros de la construcción) parecía arrojar desde las calles laterales perqueñas riadas de gente nerviosa a la Rambla. Los carteristas, apaches, sospechosos vendedores ambulantes y relucientes mujeres que normalmente pueden verse en las callejuelas se infiltraban entre las buenas familias burguesas, las brigadas de obreros de rostro endurecido, las tropillas de estudiantes y jóvenes que deambulaban por la ciudad. La multitud se desparramaba lentamente por la Rambla, como un río de corriente oscura y crecida. Apareció un ejército de detectives, de bolsillos abultados, apostados en cada café, vagueando por la Rambla y enganchando, de un modo vengativamente suspicaz, a algunos transeúntes elegidos por alguna singular razón, hasta el punto de que incluso esta

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra