Ir al contenido principal

La juventud y el mar

El joven Conrad.
     

     Marlow se echó un trago.
     "¡Ah! Los viejos buenos tiempos -los viejos buenos tiempos-. La juventud y el mar ¡El glamour y el mar! El bueno, enérgico mar, el salado, amargo mar, que podía susurrarle a uno y rugirle a uno y dejarle a uno sin respiración".
     Volvió a beber.
     "Los más maravilloso que existe es el mar, creo yo, el mismo mar  -o ¿es la juventud tan solo? ¿quién puede asegurarlo?-. Pero ustedes aquí; todos han sacado algo de la vida: dinero, amor -lo que quiera que se consiga en tierra- y, díganme, ¿no fue aquella la mejor época, aquel tiempo cuando éramos jóvenes navegando; jóvenes y sin nada, en el mar que no da nada, excepto duros golpes -y algunas veces una oportunidad para sentir el arrojo de uno -solo eso- lo que todos ustedes echan de menos?-".
     Y todos asentimos con la cabeza: el empresario, el contable, el hombre de leyes, todos asentimos sentados alrededor de la lustrosa mesa que como una sábana inmóvil de agua marrón reflejaba nuestros rostros, ajados, arrugados; rostros marcados por el trabajo, la decepción, el éxito, el amor; nuestros ojos cansados mirando quietos, siempre mirando, buscando ansiosamente algo para sacarle a la vida, que mientras se espera ya se ha ido -ha pasado sin ser vista, como un suspito, en un destello- junto con la juventud, con la energía, con el romanticismo de las ilusiones.

(Joseph Conrad, Juventud. Traducción de Rosa Poveda Valiente, 2014)  

Comentarios

  1. Precioso Jorge, precioso.
    Hoy, 9 de marzo, google ha dedicado un homenaje a Clara Rockmore. Me ha fascinado su vida. No la conocía.
    He leído tu entrada con su música y he disfrutado muchísimo de las dos obras maestras.

    https://youtu.be/6-T2R830QnU

    De nuevo, muchas gracias.

    ResponderEliminar
  2. También to desconocía a Clara Rockmore, y me parece estupendo que Google te recuerde estas efemérides.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Bennett sobre "Ulises"

He aquí una foto clásica. Está tomada en la trastienda de la librería Shakespeare and Company, en París, poco después de la publicación de Ulises de James Joyce. En la foto aparecen Sylvia Beach (izquierda), propietaria de la librería y editora de la novela, y su autor (derecha). Me gustaría, sin embargo, que se fijaran en el cartel que hay detrás: ARNOLD BENNETT ON "ULYSSES".  Bennett fue un prolífico escritor inglés, autor de novelas como Los Clayhanger , Ana de las Cinco Villas o Cuentos de viejas , que alcanzaron en su tiempo enorme popularidad y fueron auténticos bestsellers. Seguidor de la gran tradición novelística del siglo XIX, sus obras iban destinadas preferentemente al llamado gran público, lo cual no quiere decir que no se preocupara por el estilo o la forma narrativa. Para Virginia Woolf y el círculo de Bloomsbury, Bennett representaba el lado más aborrecible de la narrativa y, en consecuencia, era no solo minusvalorado sino desdeñado (se burló de él en el ensa