Ir al contenido principal

Felix Herzog



Abada Editores ha publicado un curioso tratadillo, inédito hasta ahora, intitulado De la coronilla al trasero, y vuelta (2013), del cual se nos dan algunos datos en la Nota crítica del editor. Al parecer un renombrado profesor español (que se esconde tras el pseudónimo de Innominado Apropós, y a quien se debe la traducción del original en alemán), dio con un manuscrito, fechado en 1838, que contenía el borrador del trabajo de habilitación del Dr. Felix Herzog, discípulo de Karl Rosenkrantz -a la sazón ocupante de la cátedra de Herbart y Kant en la Universidad de Königsberg-, para optar al puesto de "Profesor en Anatomobiopolitognosia General (Estudios de Farragología)" de dicha universidad. 
En la mencionada dissertatio se hacen extravagantes observaciones sobre las materias más peregrinas y, en un momento determinado, al hablar de Novalis ("el poeta necrófilo y nictóforo por excelencia"), seguidor de las ideas geognósticas de Abraham Gotlob Werner, aprovecha el autor para proclamarse  "neptuniano":

"Y es que -dice Herzog en su disertación- los neptunianos geognostas creen que la superficie de la tierra se había ido formando lentamente por sedimentación de los aportes dejados por la retirada de un océnao primitivo que habría ido cubriendo al inicio toda la tierra (de ahí lo de Neptuno). Los plutonianos, en cambio, todo lo quieren explicar a base de erupciones y bombazos volcánicos. Desde luego, es más poético eso del agua (y más limpio: los volcanes lo ponen todo perdido de cenizas)..."
No consta que al candidato Felix Herzog le dieran la plaza solicitada. 
 
 

Comentarios

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Pìanos mecánicos

De Los organillos , de Henri-François Rey, publicada a principios de los años sesenta, recordaba más su versión cinematográfica, titulada Los pianos mecánicos como el original francés, que la propia novela. Yo estaba en Cadaqués el verano en que se rodó la película, y tuve la ocasión de ver de cerca a dos de sus intérpretes más conocidos: James Mason y Hardy Krüger. La protagonista femenina era Melina Mercouri, pero a ella no tuve la suerte de verla. El filme lo dirigió Juan Antonio Bardem y, aunnque no es una de sus mejores películas, sí es una de sus producciones internacionales de más éxito comercial. A Henri-François Rey, que pasaba largas temporadas en Cadaqués (Caldeya en la ficción), también lo  tenía visto por el bar Marítim o el café Melitón (título, por cierto, de su última novela). En su momento la novela fue un éxito de ventas y de crítica (llegó a finalista del Goncourt y ganó el Interallié).Leída al cabo de los años puedo asegurar que no solo se sostiene muy bien