Ir al contenido principal

Lord Berners

Lord Berners (1883-1950)

Gerald Hugh Tyrwhitt-Wilson, 14º barón de Berners, más conocido como Lord Berners, es uno de estos excéntricos personajes que menudean en las letras inglesas, y a las que proporcionan un punto de extravangancia altamente sugerente. Lord Berners fue pintor, músico y escritor. Como compositor se le deben algunas de las partituras má originales del período de entreguerras, como el ballet El triunfo de Neptuno (1926), así como música para películas, entre ellas Nicholas Nickelby (1947) de Cavalcanti.
Su faceta de escritor es menos conocida, pero no menos interesante. En 1947 José Janés publicó en la colección El Arca de Papel, la novela corta Ha entrado un camello (The Camel, 1936), una de sus obras de ficción más características, junto con The Romance of a Nose (1941). El arranque de la novela no puede ser más chocante: Una madrugada de invierno, tras una copiosa nevada en la campiña inglesa, un camello llama a la puerta de una vicaría rural. A partir de entonces extraños sucesos tienen lugar en la pequeña parroquia, y ya nada volverá a ser como antes. Lord Berners logra con esta fábula, llena de ironía y humor, un delicioso relato al estilo de otros de Max Beerbohm o Edward Garnett.
Igualmente atrayentes son sus dos obras autobiográficas First Childhood (1934) y A Distant Prospect (1945), en las que narra su aristocrática niñez y adolescencia, respectivamente. En la segunda, repasa, entre otros aconteceres, su paso por el exclusivo colegio de Eton, su descubrimiento y fascinación por Wagner y sus primeras decepciones de la vida. A los 14 años, recién salido de la escuela preparatoria, dice: "De la vida en general sabía muy poco más allá de lo que había aprendido en la escuela y en el círculo familiar; dos de mis más interesantes deducciones eran: Que la gente está siempre tratando de impedir lo que uno desea hacer, y que es mejor enterarse de lo que la gente piensa acerca de las opiniones de uno antes de exponerlas".

Comentarios

Entradas populares

Criterion

  Sin lugar a dudas, The Criterion , fundado y editado por T. S. Eliot en 1922, es una de las mejores revistas literarias británicas del siglo XX. La nómina de colaboradores que tuvo este magazine trimestral, hasta su último número publicado en 1939, conforma un catálogo bastante representativo de lo más granado de la intelectualidad, no solo británica, del período de entreguerras. En sus páginas escribieron luminarias como Pound, Yeats, Proust o Valéry, por citar solo cuatro.   El primer número de The Criterion , salido en octubre de aquel annus mirabilis , es realmente impactante y marca el sello característico de su editor, expresado a través de sus "Commentary"; a saber, la compatibilidad entre una ideología ideología católica y conservadora y una defensa a ultranza de la vanguardia modernista. En este ya mítico número 1, se incluye, por ejemplo, la primera aparición en letra impresa de The Waste Land de Eliot, y la crítica encomiástica de Valéry Larbaud del Ulises, de

Premio Nadal 1944

El jurado del primer Premio "Eugenio Nadal" (Café Suizo, Barcelona, 6 de enero de 1945). De izquierda a derecha: Juan Ramón Masoliver, Josep Vergés, Rafael Vázquez Zamora, Joan Teixidor e Ignacio Agustí.  En un artículo titulado "Premios literarios, cartas marcadas", publicado recientemente en un diario digital su autor Daniel Rosell analiza el trasfondo de premios tan prestigiosos como el Nadal y el Planeta a lo largo de su ya larga historia. Refiriéndose al primero de ellos, Rosell escribe: "Siempre hay alguien que recuerda que el el primer premio Nadal lo ganó una desconocida Carmen Laforet, que se impuso a González Ruano, a quien se le había garantizado el premio." Y añade: "Es emotivo, incluso tiene elementos épicos la historia de una joven desconocida que se alza con un galardón literario al que aspiraban los nombres -todos masculinos- consagrados de las letras de entonces, pero ¿por qué no poner el acento en González Ruano? (...) En otra

Pìanos mecánicos

De Los organillos , de Henri-François Rey, publicada a principios de los años sesenta, recordaba más su versión cinematográfica, titulada Los pianos mecánicos como el original francés, que la propia novela. Yo estaba en Cadaqués el verano en que se rodó la película, y tuve la ocasión de ver de cerca a dos de sus intérpretes más conocidos: James Mason y Hardy Krüger. La protagonista femenina era Melina Mercouri, pero a ella no tuve la suerte de verla. El filme lo dirigió Juan Antonio Bardem y, aunnque no es una de sus mejores películas, sí es una de sus producciones internacionales de más éxito comercial. A Henri-François Rey, que pasaba largas temporadas en Cadaqués (Caldeya en la ficción), también lo  tenía visto por el bar Marítim o el café Melitón (título, por cierto, de su última novela). En su momento la novela fue un éxito de ventas y de crítica (llegó a finalista del Goncourt y ganó el Interallié).Leída al cabo de los años puedo asegurar que no solo se sostiene muy bien