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Taal


Don Francisco de Mas y Otzet estuvo en Filipinas en el último tercio del siglo XIX, donde fue secretario de la Sociedad de Amigos del País de Manila, y aprovechó su estancia en el archipiélago para escribir un largo poema sobre uno de los parajes naturales más espectaculares de la isla de Luzón: el volcán de Taal.
Según cuenta Mas y Otzet en la "Advertencia" inicial a El volcán de Taal (Madrid, 1885), su pretenesión no fue la de escribir un poema descriptivo. "Si ha adoptado esta forma -dice el autor en tercera persona-, ha sido solo para llamar la atención sobre este foco volcánico de Filipinas... por lo que encarece la lectura de las notas, más importantes, en su concepto, que el poema, y eso que no son más que ligerísimas indicaciones".
Hechas públicas sus intenciones, de la lectura de El volcán de Taal se deduce, en efecto, que Mas y Otzet no es un gran poeta -con antelación había escrito un poemario en catalán, Flors boscanas (1866)-; si bien entre sus 1080 versos octosílabos algunos hay que adquieren cierto vuelo poético. He aquí un breve fragmento:

Así al llegar a la altura

Viendo a sus pies, de repente,

El doble abismo imponente

En tan terrible angostura;

Y la vorágine oscura

Del cráter en erupción;

Cediendo a igual impulsión

Unos a otros se acercaron,

Y como estatuas quedaron

En muda contemplación.


Las notas ocupan 17 páginas de letra menuda y se refieren a cuestiones históricas, geográficas y geológicas. Sin embargo, ni siquiera ese esfuerzo explicativo, en el que el autor había puesto sus esperanzas, se vio recompensado. W. E. Retana, en su Epítome de la bibliografía general de Filipinas (1898) afirma al respecto: "Al final unas notas eruditas plagadas de errores". Por su parte, Trinidad H. Pardo de Tavera (Biblioteca Filipina, 1903) las califica de "muy escaso interés", y en cuanto al encarecimiento de su lectura hecho por el autor simplemente dice: "¡Sin comentarios!".

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