Canta, Musa, a las razas venideras
Los furores de Betis enojado,
De Sevilla las cuitas lastimeras
Y el tesón, la constancia, y gran denuedo
Del prudente varón, que la ha librado;
Cuéntalo tú, que de dolor no puedo.
Los furores de Betis enojado,
De Sevilla las cuitas lastimeras
Y el tesón, la constancia, y gran denuedo
Del prudente varón, que la ha librado;
Cuéntalo tú, que de dolor no puedo.
La riada, de correcta factura pero mediana inspiración, fue ridiculizado por el gaditano Vargas Ponce, zumbón como de costumbre. También el irritable Juan Pablo Forner se mofó de él en un panfleto escrito con el pseudónimo de "Antonio Varas". Pero Trigueros no fue el único que se dejó arrastrar -y nunca mejor dicho- por la inundación sevillana. Armando Alberola cita en Desastre natural, vida cotidiana y religiosidad en la España moderna y contemporánea (2009), a un tal José de Thena, quien trataría el mencionado suceso en la elegía o canción fúnebre Llanto de Sevilla causado de la portentosa avenida.
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