El 22 de febrero de 1956, a eso de las tres de la tarde, la enfermera le llevó una poción. Él se la tomó y a continuación le dijo a la enfermera: "Maintenat, foutez-moi la paix!" . Unas dos horas más tarde, mientras dormía, se murió. En enero había cumplido 84 años. Las últimas palabras de Paul Léautaud le sirven a Philippe Delerm para titular su ensayo sobre el escritor francés. La imagen de un viejo gruñón, misántropo y rodeado de gatos en su casa de Fontenay, acompañó los últimos años de la vida de Léautaud. En 1954 se había empezado a publicar, con enorme éxito, su Journal littéraire : un monumento, en veinte tomos, de la literatura memorialística contemporánea, y la obra que, por encima de otras suyas nada desdeñables ( Le petit ami , Amours o In Memoriam ), cimentó su fama. A través de sus diarios vamos conociendo a Léautaud, su particular modo de pensar y de vivir, amores y desamores, sus contradiccciones, filias y sus fobias. Un hombre dedicado por un lado a su tra