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El infierno de los libros

En la exposición dedicada al filólogo y bibliotecario asturiano Lorenzo Rodríguez-Castellano (1905-1986), que actualmente se exhibe en la Biblioteca "Ramón Pérez de Ayala" de Oviedo, hay una vitrina dedicada a los libros que, tras la guerra civil, fueron "depurados" y mandados al llamado "infierno" de la biblioteca, a fin de evitar su lectura. Algunos títulos -de Ortega y Gasset, Belda, Renan o Bakunin- no sorpenden, pero otros resultan sumamente chocantes.
En efecto, entre los libros que fueron a parar al infierno están:
Los papeles póstumos del club Pickwick, de Dickens
El tigre de la Malasia, de Salgari
La guerra y la paz, de Tolstói.
El señor de Bembibre, de Gil y Carrasco
Oraciones fúnebres, de Bossuet
La vida del venerable Antonio M. Claret y Clará
Lo cual hace a los censores franquistas merecedores de figurar en la historia universal de la estupidez humana.

Comentarios

  1. Acaso porque "Stultorum infinitus est numerus" (Cuando un personaje de Valle–Inclán le dice a otro que "el número de tontos es infinito", su interlocutor añade "Sí, pero aumenta cada día"), sigue existiendo un Index Librorum Prohibitorumm en el que, por cierto, hay algunos tuyos. Este es el enlace: http://www.opus-info.org/index.php?title=Índice_de_libros_prohibidos
    Un cordialísimo saludo.

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  2. Tampoco está mal "Lecturas buenas y malas a la luz del dogma y la moral", del P. Garmedia de Otaola.
    Saludos.

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  3. Es verdad lo que dice Aquiles: figuras en ese índice ignominioso. Tu libro más moralmente reprobable es "Prima donna".
    He sucumbido a la tentación de buscarme y no me he hallado. Mardita sea mi estampa, que no valgo ni pa prohibirme.
    Un abrazo:
    JLP

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  4. José Luis, es cierto que estoy en el "Índice" que señala Aquiles, pero tú no desistas. Cualquier día te "honran" con la inclusión de alguno de tus títulos, aunque a juzgar por los nombres de la lista, parece que valoran más el peligro que emana de la narrativa que el de la poesía.

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  5. Hay otros dos libros muy semejantes al de Garmendia de Otaola. Uno, el más conocido por la multitud de ediciones, es el Ladrón de Guevara titulado Novelistas Buenos y Malos; otro, más desconocido e interesante, es el de Amado de Burguera editado en 1910 en Valencia "Lecturas Nocivas y Lecturas Utiles", dividida en siete partes, y en el que vienen perfectamente anotadas las fechas de prohibición de los libros prohibidos. Sus definiciones las más de las veces demuestran ignorancia, y gusta de las descalificaciones breves e implacables. En todo caso, se puede saborear como un rincón de nombres olvidados y desconocidos por los que ampliar horizontes. David M.V.

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