Inesperada y prematura muerte la de Francisco Casavella. Sin embargo, no podemos decir que fuera un escritor malogrado. Su obra está ahí, sólida, vigente, personal. Su última novela, Lo que sé de los vampiros, no me acabó de convencer; pero estoy persuadido de que su trilogía El día del Watusi acabará reconociéndose como uno de las radiografías literarias más certeras de la Barcelona de finales del siglo XX.
Con el placer de costumbre leo en Lecturas y pasiones (Xordica, 2021), la más reciente recopilación de artículos de José Luis Melero, una referencia al geógrafo e historiador Isidoro de Antillón y Marzo, nacido y muerto en la localidad turolense de Santa Eulalia del Campo (1778-1814). Antillón fue un ilustrado en toda regla, liberal en lo político, que difundió sus ideas, entre ellas el antiesclavismo, a través de diversas publicaciones. Sus obras más relevantes son las de carácter geográfico, entre las que destaca Elementos de la geografía astronómica, natural y política de España y Portugal (1808). En esta obra se muestra crítico con otros geógrafos españoles (caso de Tomás López) y con los extranjeros que escribían sobre España (a excepción del naturalista Guillermo Bowles). Gracias a Jovellanos Antillón llegó a ser elegido diputado por Aragón en las Cortes de Cádiz. A su amigo y protector le dedicó Noticias históricas de D. Gaspar Melchor de Jovellanos , impreso en Palma de Mall
Sorprendente, en realidad, para mí también. Estoy aún en ciernes de leer Lo que sé de los vampiros, mi última adquisición [no por su muerte, sino por afinidades en la temática de la novela]. Opinaré entonces, o podré opinar mejor, tras su lectura.
ResponderEliminarMientrastanto, recibe un cordial saludo noctámbulo, d.