Sostiene Northrop Frye en La imaginación educada , que la literatura no tiene una conexión consistente, ni positiva ni negativa, con la vida común. Ambas tienen lenguajes diferentes. El de la literatura es la imaginación, el de la vida es un lenguaje eminentemente práctico. También las convenciones son distintas. La literatura solo tiene que ver consigo misma: no hay nada nuevo que no sea una reformulación de lo viejo. En el mencionado libro dice también Frye: "Durante una campaña electoral, los políticos nos proyectan varias imágenes y hacen discursos que son, en el mejor de los casos, una parte cuidadosamente seleccionada de la verdad. Tendemos a mirar por encima del hombro a quien responde emocionalmente a este tipo de llamamientos, sentimos que se comporta de un modo infantil y como un ciudadano irresponsable. Por supuesto, hay un gran sentimiento de liberación en una respuesta puramente emocional. Hitler representó para Alemania una tremenda liberación de sus frustaciones y