Hace unos días inauguré mi particular homenaje a Joseph Conrad –este año se celebran los 150 de su nacimiento- leyendo una vez más este magnífico manifiesto literario que es el Prefacio de la novela El negro del “Narcissus” . En la primera frase del mismo escribe Conrad: “Una obra que aspire, por humildemente que sea, a la condición de arte debe llevar su justificación en cada línea.” Inmediatamente me acordé de Ricardo Menéndez Salmón. Yo acababa de terminar La Ofensa , su última novela, y pensé que tal vez su autor hubiese tenido en cuenta este consejo en el momento de escribirla. En efecto, La Ofensa es una obra en la que se trasluce en cada frase, en cada línea, una férrea voluntad de estilo, una honesta aspiración a alcanzar la obra bien hecha, de modo que el logro final no es sino la suma de muchos otros pequeños logros. Con esta espléndida obra, editada por Seix Barral, Ricardo Menéndez Salmón ha empezado a ser conocido y reconocido en lo que algunos llaman, un tanto pomposamen